Maestro de primaria en Sagrat Cor Diputació (Barcelona)
Mc 1, 40-45
Se le acercó un leproso y [arrodillándose] le suplicó:
—Si quieres, puedes sanarme.
Él se compadeció, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
—Lo quiero, queda sano.
Al punto se le fue la lepra y quedó sano. Después le amonestó y le despidió encargándole:
—Cuidado con decírselo a nadie. Ve a presentarte al sacerdote y, para que le conste, lleva la ofrenda de tu sanación establecida por Moisés.
Pero al salir, aquel hombre se puso a pregonarlo y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera, en despoblado. Y aun así, de todas partes acudían a él.
En este pasaje del Evangelio vemos a Jesús atender a una persona que se le acerca para pedirle ayuda. Es un leproso que le pide la sanación.
“SI QUIERES, PUEDES …”
Jesús hace suyas las palabras del leproso que le dice:
“- Si quieres, puedes sanarme”
y le dice:
“- Lo quiero, queda sano”.
Y actúa con una determinación que no deja dudas de su voluntad para atender y solucionar aquella situación.
Esta lectura nos muestra cómo debemos actuar frente a las dificultades que se nos puedan presentar.
Dificultades o crisis en nuestra vida las experimentamos todos y de todo tipo, en el ámbito personal, familiar, de pareja, de fe, profesional, emocional, de salud… La lección es clara, plántate ante el problema y pon toda tu determinación en hacerle frente.
Si hemos sido escogidos como ayuda por una persona que nos ve como colaborador para superar una dificultad, nuestra actitud ha de ser de servicio decidido para hacerle frente. Nuestra compasión nos ha de poner en el sitio del otro para que nuestro apoyo sea camino para encontrar su “sanación”.
Del mismo modo hemos de actuar si la situación es personal y somos nosotros los que pedimos ayuda. El leproso se pone de rodillas para pedir ayuda. Seamos pues humildes, dejemos nuestra soberbia o nuestra vergüenza a un lado y pidamos consejo, dejémonos acompañar en la superación de la adversidad y seamos decididos en la búsqueda de soluciones junto a nuestro “sanador”.
“CUIDADO CON DECÍRSELO A NADIE”
No es necesario dar publicidad a las situaciones de dificultad que nos toca vivir, pero sí es necesario agradecer los favores recibidos. En la lectura Jesús no pide nada para él, al contrario, le indica que no lo diga a nadie pero que entregue la ofrenda de su sanación al sacerdote según la ley de Moisés. Seamos pues discretos y agradecidos con nuestros “sanadores” y agradezcamos a Dios su presencia en nuestra vida gracias a la participación de personas amigas, familiares, sanitarios, religiosos, … que se cruzan en nuestro camino para echarnos una mano, y ahora cojamos su relevo y sepamos convertirnos en sanadores si las circunstancias nos lo demandan, que nuestro compromiso con hacer un mundo mejor pase por acercarnos a la vida de las personas de nuestro entorno con voluntad de ayuda, de servicio decidido, seamos fortaleza para nosotros y para los que nos rodean.
Gràcies Santi pel teu comentari. Tu has estat sanador i segur que es demanat sanació.
T’agraeixo els quasi 40 anys de servei compartit.
Josep Maria
Gràcies Josep Maria. La nostra feina ens ha posat sovint davant de situacions en les que hem estat «sanadors» del jovent als que hem pogut servir des de l’escola, que siguem conscients de les demanes de sanació que ens envien els nostres alumnes i que els servim com ens mostra Jesús, el Mestre.
Santi.-