Lectura recomendada para Pascua por Dolores Aleixandre rscj

El autor es un napolitano que no se considera creyente y ha sido albañil, voluntario en la guerra de los Balcanes y en África, obrero y escritor y ha aprendido hebreo por su cuenta. Dice en una entrevista que lee la Biblia cada mañana y que ha llegado a comprender que “acoger las palabras sagradas no significa aferrarlas, sino ser alcanzado por ellas, estar tan tranquilo que me deje agitar por ellas, tan indiferente y sin planes personales previos que pueda recibirlos de ellas, tan soso que me deje salar por ellas. Así he hospedado en mi casa las palabras de la Escritura sagrada”.  

Al leer este pequeño libro he tenido exactamente esa impresión: está escrito por alguien que ha dado acogida a las historias sobre Yeshua/Jesús (siempre lo nombra así), se ha dejado alcanzar por ellas, da cuenta del impacto que han causado en él y lo hace con un estilo inclasificable, muy distinto del habitual.  Su aproximación a las historias sobre Jesús carece de filtros o de “saberes” añadidos e invita a recorrer caminos que conducen a descubrimientos inesperados. Se acerca a las narraciones evangélicas “desde el lado hebreo” porque el cristianismo nació en esta cepa y él, que la conoce bien, sabe sacar a la luz esas raíces y consigue que no se pierdan por el camino las cargas preciosas que ahí  se esconden. 

De los seis capítulos del libro (Amor como el maná, Los desiertos, Eucaristía y escándalo, En el corazón, Gesulado y El paraíso), desiguales y sin continuidad clara entre ellos, me quedo con su lectura de las Bienaventuranzas que a la luz de Isaías son “alegrías del abatido por el viento”. Unas palabras no darán tregua al mundo hasta que se cumplan. 

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