Lectura recomendada para Pascua por Mª José Arana, rscj
Isabel Gómez-Acebo
Mensajero, Bilbao, 2022
El libro que voy a recomendar, como su título indica, trata de la vida de la admirada Dorothy Day, “perseguida por el Amor”, es decir, una mujer a la que Dios quiso de forma muy especial, la llenó de su amor y ella respondió con una generosidad maravillosa. Es un libro sencillo, ágil, muy bien escrito y de los que cuando lo acabas, sientes que te ha calado hondo. Está escrito como un diálogo de Dorothy con Dios, a modo de diario. Sí, es un libro recomendable.
Nació en los Estados Unidos, en noviembre de 1897, en el barrio neoyorquino de Brooklyn y murió también en noviembre del año 1980, cuando Dorothy era ya una deliciosa anciana, después de una vida llena de sentido y como diría Casaldàliga “con el corazón lleno de nombres”, nombres casi exclusivamente anónimos, como lo son siempre los pobres.
Parece imposible la transformación de esta mujer que provenía de un ambiente no sólo poco religioso sino, mejor, antirreligioso, pidiera el bautismo católico el año 1927, entregara su vida a los más pobres y hoy, sea firme candidata a santa desde el año 2000, en el que se abrió su “causa”. Una escena familiar puede explicarnos bien lo que estoy diciendo. Cuenta Dorothy que un día de fiesta religiosa preguntó a sus padres por qué ellos eran una excepción de la regla no celebrándolas. Y cuenta el motivo que le dieron: “Mi madre agachó la cabeza, sin responder. pero mi padre formuló el motivo: rezar, nos dijo, es para que los pobres pidan ayuda a Dios, ya que no pueden alcanzar prosperidad por sí solos. Y si ésta no les llega en este mundo, les queda la esperanza en el otro”. Ella recibió la respuesta y dejó de lado el tema y dice la causa “porque yo no era pobre y –le dice a Jesús- yo no te necesitaba”.
En este ambiente es lógico que la adolescencia y juventud de Dorothy. Con pocas y pobres referencias religiosas, aunque ella podía vibrar en algunas situaciones y experiencias. Son años en los que el deseo de emancipación, estudios. Lecturas, amistades llenan su vida como correspondía a su edad. Por eso, por el deseo de estudiar y formarse en las cuestiones relacionadas con el periodismo. Consigue una beca, va realizando trabajos poco remunerados aquí y allí, la subsistencia no es fácil, hasta que decidir volver a su familia, cosa que dura poco, porque, aunque permaneciendo en Nueva York, vuelve a vivir por su cuenta.
La redacción del libro es ágil y capta muy bien los ambientes, estudiantiles, sociales – especialmente los obreros- algunas cuestiones políticas, las huelgas y mítines etc. La época en la que vive es muy interesante. Las amistades…, el amor… evidentemente son cruciales. Y desde luego lo religioso permanece casi ausente porque, aunque siempre le rondaba, ella trataba de evitarlo.
En la página 100 comienza la segunda parte, “el compromiso” del libro. Es el momento de la “Gran depresión” estadounidense. Y es cuando a través de amigos y nuevos contactos comienza a conocer el catolicismo y a formarse en él, en la doctrina social de la Iglesia y comienza un compromiso social precisamente derivado de su vida creyente. Las ideas católicas comenzaron a hacer mella en ella desde una conversión profunda.
Las ideas de los grandes pensadores y santos del momento le “permitieron conocer la responsabilidad personal de cada uno dentro de tu cuerpo místico, Señor”. Las obras de Misericordia llevadas al extremo del compromiso cristiano. Comienza a poner en práctica, con toda generosidad, estas ideas. La fundación del periódico Catholic Worker que no sólo difunde ideas, también permite comenzar con los realojamientos, la atención a los “sin techo”, que llega hasta la creación de las “Casas de hospitalidad”, “las comunas rurales”, refugios, etc, etc,… en las cuales Dorothy convive como una “sin techo” más, dirigiéndolas en el estilo evangélico más radical desde “la idea del cuerpo místico de Cristo que supone que los miembros más fuertes teníamos que ocuparnos de los más débiles”.
Evidentemente se abren a problemas ‘ardientes’ del momento: Pacifismo. antisemitismo, racismo etc, que hoy siguen candentes; la participación en las huelgas, marchas, protestas más importantes y otras actividades. Evidentemente todo esto conlleva mucha entrega, muchos problemas a llevar desde la radicalidad del Evangelio. Son unos capítulos preciosos que ayudan a conocer desde sus ‘albores’ estos movimientos sociales vividos desde la Fe y el compromiso. La formación era crucial, pero como muy bien dice Dorothy: “La oración era el otro pilar de mi vida” una oración activa, empujada a la acción, una oración íntima, abierta, comprometida, impulsada por la “fuerza del amor”. Fue su fuerza.
Me gusta que la autora haya dedicado un capítulo a verla envejecer.
El Papa Francisco habló de ella en su visita a Estados Unidos el año 2015: “En estos tiempos, en que las cuestiones sociales son tan importantes, no puedo dejar de nombrar a la sierva de Dios Dorothy Day, fundadora del movimiento Catholic Worker. Su activismo social y su pasión por la justicia y la causa de los oprimidos estaban inspirados en el Evangelio en su fe y en el ejemplo de los santos”.
Leer este libro es también no sólo un ejemplo sino una alegría y un impulso que merece la pena.
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