Camino de Santiago

Las religiosas del Sagrado Corazón ofrecemos nuestro proyecto «una pausa en el camino» con la presencia de una comunidad en Zabaldika con espacio de escucha y oración.

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«Una pausa en el camino»

Zabaldika

El cuidado de la vida interior marcó desde los inicios uno de los pilares de la educación del Sagrado Corazón. En el tiempo actual, esta ámbito se desarrolla de muy diversas maneras. El Camino de Santiago es una experiencia que atrae a personas creyentes y no creyentes de todo el mundo. Solo, con otros, por etapas, a pie, en bici… son muchas las maneras de profundizar en el camino de la propia vida a través de un itinerario que invita a integrarnos en la realidad de la que formamos parte.

Las religiosas del Sagrado Corazón ofrecemos nuestro proyecto «una pausa en el camino» con la presencia de una comunidad en Zabaldika (a 4 km de Pamplona) con espacio de escucha y oración. La comunidad tiene al lado una preciosa iglesia románica y un Albergue de 18 plazas que desde hace más de diez años gestiona la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.

Además, en Santiago de Compostela, meta del Camino, otra comunidad participa en la acogida de los peregrinos en la Oficina del peregrino

 

Si tienes pensado vivir esta experiencia, ¡nos encantará conocerte!

El Camino: parábola y realidad

El camino te hace peregrino

El camino te hace peregrino. Porque el camino de Santiago no es solamente un trecho que hay que recorrer para llegar a alguna parte, no es una prueba para alcanzar una recompensa. El Camino de Santiago es parábola y realidad al mismo tiempo, porque se hace por dentro y por fuera en el tiempo concreto que duran las jornadas y a lo largo de toda la vida cuando has dejado que el Camino te penetre, te transforme, te convierta en peregrino.

El Camino te simplifica, porque cuanto más ligero sea el equipaje menos te agobiará la espalda y mejor experimentarás lo poquísimo que necesitas para vivir.

El Camino te hermana. Lo poco que lleves deberás estar dispuesto a compartirlo porque, aunque empieces el Camino en solitario, lo harás en compañía. El Camino engendra comunidad: que se saluda, que se interesa por el caminar de la otra persona, que conversa, que comparte.

El Camino te exige. Hay que levantarse antes que el sol a pesar del cansancio y las ampollas; hay que caminar en la penumbra de la noche que se va haciendo día, hay que descansar justo para no pararse. 

El Camino te invita a contemplar, dejarte sorprender, acoger, interiorizar, parar, callar, escuchar, admirar, bendecir… a la naturaleza, a nuestros compañeros de camino, a nosotros mismos, a Dios.

 

 

Zabaldika
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