«¡Vaya vacaciones!» reseña de Javier Molina Palomar

vaya vacaciones reseña de Javier Molina PalomarEsta cinta nos narra de forma cómica y con algo de crítica social la situación de miles de hogares de nuestro país. Los abuelos y las abuelas ejercen el papel de padres sustitutos de sus nietos demasiados días para que los verdaderos padres puedan sacar adelante el trabajo y los quehaceres de la rutina diaria o, incluso, puedan disfrutar de pequeños momentos de relax alejados de los juegos y las exigencias de los más pequeños de la casa.

La película está protagonizada por Tito Valverde (José) y Gracia Olayo (Manuela) en el papel de unos abuelos sacrificados en el cuidado de sus tres nietos para que su hijo (Ernesto Sevilla) y su nuera (Toni Acosta) trabajen y disfruten de algún que otro rato a solas. El problema llega cuando los abuelos tienen programado un viaje especial para sus vacaciones y a los padres les surge un supuesto viaje conjunto de trabajo. Los abuelos deberán renunciar al esperado descanso para quedarse al cargo de los niños. La indignación de Manuela y José se verá aumentada cuando descubran por casualidad que no existe tal viaje de negocios y, en realidad, los padres de los niños se han ido de vacaciones a Bali. Es aquí donde se desatará la batalla entre los rencorosos abuelos y las crueles ideas de sus nietos.

Esta historia nos pone de manifiesto varios problemas cada vez más presentes aceptados en nuestra sociedad. En primer lugar, hay que plantearse si las familias están abusando de los abuelos a la hora de cuidar y encargarse de niños y niñas recogiéndolos del colegio, llevándolos a actividades extraescolares, preparando la merienda, haciendo los deberes, duchándolos y dándoles de cenar. Una dedicación plena y total durante demasiadas horas. Todo este trabajo extra tendría un pase. Sin embargo, no hay que olvidar que su labor también está centrada en poner límites a ciertas actitudes y comportamientos y esta tarea nunca debe ser única y exclusivamente responsabilidad de los abuelos. La película muestra este aspecto desde la sátira y la risa, pero partiendo de la realidad que se vive durante la tarde en muchas casas.

Por otra parte, estamos inmersos en la vorágine del día a día asumiendo que la conciliación familiar es una utopía inalcanzable. El mundo laboral tiene mayor competencia y los trabajos escasean. Es por ello que el tándem formado por familia y trabajo se muestra difícil de mantener. Aquí entran en escena los súper abuelos y las súper abuelas para dar el soporte necesario a unos padres que necesitan y desean poder desarrollarse profesional y personalmente.

Al margen de estos planteamientos, creo que la película realmente es un homenaje a los abuelos y las abuelas que sacrifican su vida personal, su descanso, su dinero y su tiempo en estar presentes para unos niños y niñas, que idolatran a sus nietos y que los quieren más si cabe que a sus propios hijos e hijas. Todos los que contamos con unos abuelos como Manuela y José deberíamos sentir más admiración, cariño y respeto por la ayuda desinteresada que nos prestan y por la ingente cantidad de amor que profesan por nuestros retoños. Después de todo, son el pilar fundamental sobre el que se construye la vida diaria de muchos hogares y eso es una labor que no se puede comprar con dinero. ¡Vivan los abuelos!

 

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