TRIDUO PASCUAL Jueves Santo

por Dolores Aleixandre y Fernando Rivas

ÚLTIMA CENA

El mar lava la arena, el abismo limpia el fango y no destruyen su naturaleza, sino que precisan la consistencia y purifican la voluntad. Fijaos cuánto ha hecho, ved cuánta es la disponibilidad del Creador para con las criaturas. Ellos están sentados a la mesa y Él está de pie; ellos comen y Él les sirve; ellos se dejan lavar y Él los limpia; y los pies de tierra ¡no se disuelven entre las manos del Fuego!

Romano el Meloda (s. VI).

Y SE PUSO A LAVARLES LOS PIES

y se puso a lavarles los piesSubir a “la habitación de arriba” y mirar a Jesús levantándose de la mesa, cambiando el lugar donde se sientan los señores por aquel en que se mueven los que sirven, situándose en ese otro ángulo de mirada. Desde esa otra perspectiva se ven de cerca el barro, el polvo, el mal olor, la suciedad…, todo eso que los sentados a la mesa ignoran o piensan que no les concierne. A ras del suelo y en contacto con los pies de los demás, se produce un cambio de plano que revela lo elemental de cada persona, su desnudez, las limitaciones de su corporalidad. Jesús se había quitado el manto y, con él, toda pretensión de poder o dominio. Con la toalla ceñida y de rodillas, como el último de todos, iba lavando los pies de sus discípulos. Era esa su manera de disponerse a recibir “el Nombre sobre todo nombre” (Fil 2,9).

GETSEMANÍ

GetsemaníEn la escena del huerto vemos a Jesús experimentando una fuerte resistencia a morir, luchando, suplicando y sudando sangre. Desde entonces él va delante de quienes estén dispuestos a entrar en su mismo proceso: ese que nos va haciendo semejantes al Hijo y que puede durar toda una vida.

“El espíritu está bien dispuesto, pero la carne es débil” (Mt 26,41): esa fue la lección más difícil que el Hijo del hombre tuvo que incorporar a su aprendizaje de pertenencia a la condición humana. “Aunque era Hijo, padeciendo, aprendió a obedecer” afirma el autor de la carta a los Hebreos (Hb 5,8).

Y CANTÓ EL GALLO

El canto del gallo “despierta” a Pedro, le hace volver de su desvarío, le “convierte”. Se había situado “de espaldas” a Jesús, eligiendo su propia seguridad, aferrándose a “salvar su vida” y a protegerla ante cualquier amenaza.

Tomo conciencia de qué “cantos de gallo” han tenido poder para despertarme en algunas situaciones de mi vida. Me reconozco formando parte de una humanidad tentada de vivir ensimismada y “de espaldas” a los inmensos desafíos que nos toca afrontar (las desigualdades, la destrucción de la naturaleza, los autoritarismos, las migraciones forzosas…).

y cantó el galloDejo que resuenen en mi conciencia a las voces que promueven unas metas diferentes: acoger al extraño, cuidar lo frágil, hacer las paces con la naturaleza, optar por la solidaridad, los derechos, la inclusión y la participación. Las acojo como “el canto del gallo” que hoy nos despierta.

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