Impresiona la muerte de Antoni Vadell, el bisbe Toni, obispo auxiliar de Barcelona, que nos dejó con 49 años. No llegamos a comprender. Nos hacen falta obispos así.

Conocido de cerca y querido por muchos feligreses, era un auténtico amigo y hermano del Sagrado Corazón, congregación que conoció bien en su Mallorca natal. Ha vivido su vocación con entusiasmo, enamorado de su misión y lo proclamaba, como nos llega hoy por un escrito de Jordi Pacheco en Religión digital.

Toni Vadell obispo“Pienso que hemos de ser muy humanos y muy conscientes de lo que nos pasa y, por tanto, no anestesiarnos. Uno no puede quedarse siempre en la rabia y en la rebeldía porque al final, uno se da cuenta de que lo más fundamental de la vida no está en nuestras manos y no lo controlamos. Si uno vive esta realidad desde la opción creyente, desde la fe y desde la confianza, esto es impresionante. La gran verdad es que no podemos controlarlo todo. Entonces, ¿en manos de quién te pones? ¿de quién te fías? Esta es la pregunta clave”.

Con esta entereza se expresaba el obispo auxiliar de Barcelona Toni Vadell el pasado 26 de noviembre en el programa Camins, de Ràdio Estel, donde fue entrevistado por los periodistas Rafa Sanahuja e Ignasi Miranda. Fue la última aparición pública del prelado mallorquín, que pocas semanas después ingresó en estado grave en el Hospital Clínic de Barcelona ante el agravamiento del cáncer de páncreas que le ha acabado provocando la muerte, el pasado sábado 12 de febrero, a los 49 años.

En una entrevista marcada por la calidez y la cercanía, Vadell, que en aquellos días estaba recibiendo quimioterapia para reducir el tumor, ofreció el valioso testimonio de cómo afrontaba la enfermedad. “Desde el punto de vista espiritual y emocional me encuentro bastante bien. Para mi, se trata de una experiencia muy interesante y profunda desde el punto de vista espiritual. La enfermedad forma parte de la vida y pienso que es una de esas cosas de las que tanto podemos aprender”, afirmó desde los micrófonos de la emisora del arzobispado de Barcelona.    

La conversación acaparó casi todo la edición del magacín vespertino, y sirvió para abordar, entre otros temas, la catequesis —el prelado era también presidente del Secretariado Interdiocesano de Catequesis—, la comunidad cristiana (“el cristiano no es el ‘llanero solitario’ que va solo por la vida, necesitamos la compañía, la fraternidad”) y el sínodo sobre la sinodalidad en el que está sumido la Iglesia universal desde el pasado mes de octubre.

Si algo caracterizaba al obispo Toni era la buena disposición a la hora de afrontar algunas de las cuestiones que generan mayor inquietud en la vida de la Iglesia. Así, preguntado por una posible debilitación de la fe en un mundo marcado por la secularización, Vadell tenía el parecer de que el momento actual es “apasionante”. “Es verdad —reflexionó— que estamos en un momento de un nuevo perfil, de una nueva primavera, de una Iglesia muy minoritaria. Pero dentro de esta Babilonia que es nuestra sociedad descristianizada, tenemos que hacer el esfuerzo de situarnos como Iglesia sin ser proselitistas y sin pensar que tenemos el monopolio de todo”. 

No menos esperanzador respondió a la pregunta de las crisis de las vocaciones: “Creo que la clave es la pastoral vocacional, que los cristianos vivimos en profundidad y con alegría la propia vocación. Por tanto, que los presbíteros, consagrados, monjas o laicos estén enamorados de su vocación y que lo cuenten”.

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