Taizé 2019. Una sorpresa cada día

Desde el  miércoles 27 noviembre hasta el 1 de diciembre (primer domingo de Adviento), 100 alumnos de Bachillerato de las escuelas del Sagrado Corazón de Rosales, Chamartín y Diputació, más 10 profesores y 3 monitores, vivimos cinco días de constantes sorpresas.

Sin las prisas de la vida de cada día, aceptar el ofrecimiento de vivir la experiencia a que nos invitan los hermanos de la comunidad ecuménica de Taizé, compartir sus tres momentos de oración comunitaria al día, la belleza de la oración, del canto y del entorno, la sencillez de la vida de cada día, vivir con lo suficiente en una sana austeridad, el compartir pedazos de vida de cada uno en pequeños grupos de 10 alumnos de diferentes escuelas,y la experiencia del “silencio que habla”, que nos envuelve tanto en la oración como en el entorno, posibilitaron a cada uno un encuentro con uno mismo y con nuestro Creador, Aquél que siempre está a la espera de que le tengamos en cuenta, que le contemplemos,de que depositemos nuestra confianza en Él.

Primero desinstalarse, aparcar la rutina de nuestro cada día en nuestra ciudad para abrirse a algo nuevo. La peregrinación, el viaje, el cambiar de entorno para posibilitar nuevas experiencias.

El alma que anda en amor. Ni cansa ni se cansa

En segundo lugar, la oración silenciosa, un silencio externo y un silencio interno para posibilitar escuchar, esa gran capacidad humana que en nuestro mundo tan lleno de estímulos y de llamadas a saciar nuestra sed consumiendo multitud de productos que no pueden satisfacernos, tenemos tan olvidada.

De noche iremos de noche, que para encontrar la fuente, solo la sed nos alumbra

En tercer lugar el conocer al otro, el compartir, el abrirse a aquel hermano que no he escogido pero que me he encontrado al lado. Caminar juntos cinco días compartiendo nuestras luchas, dolores, alegrías, dudas y esperanzas.

I am sure I shall see, the goodness of the Lord in the land of the living. Yes I shall see the goodness of our God, hold firm, trust in the Lord.

Estoy seguro de que veré la bondad del Señor en la tierra de los vivos. Sí, veré la bondad de nuestro Dios, mantente firme, confía en el Señor

En cuarto lugar, la necesidad de ser soportados, queridos por el infatigable amor de nuestro Padre. El viernes santo que los hermanos de Taizé, nos proponen de vivir cada viernes en la pequeña colina, con la oración de corazón y también corporal de caminar hasta la Cruz para apoyar nuestra frente, depositar nuestras oscuridades y aceptar que es el amor del Padre en su Hijo, el que posibilita que a cada momento podamos recomenzar de nuevo.

Il Signore ti ristora, Dio non alontana Il Signore vieni ad incontrati

El Señor te restaura Dios no se aleja de ti El Señor viene a encontrarte

Finalmente, reconocer que somos seres iluminados, habitados por dentro: la oración de la Luz que cada sábado por la noche se vive en Taizé.

Dans nos obscurités, allume le feu qui ne s’eteint jamais.

En nuestra oscuridad, enciende el fuego quie no se apaga nunca.

Y acabar celebrando todo lo vivido en la Eucaristía dominical, fuente de alimento para volver cada uno a su ciudad donde dar fruto de todo lo compartido y aprendido estos días.

Taizé un espacio privilegiado, un lugar significante para muchos que hemos podido compartir su sencillo “milagro”. Como nos compartía una alumna el curso pasado durante su estancia en Taizé, “tengan el coraje de elegir ser felices”, porque uno puede y tiene derecho a sentirse triste, apagado, derrotado, pero uno también puede escoger dejar de lamentarse, confiar y caminar para ser feliz.

Esperemos que esta sorpresa de caminar juntos pueda repetirse el curso que viene con más escuelas de la familia del Sagrado Corazón.

Gracias Chus, Vicente, Marigé, Ana, Marisa, Sara, Pili, Héctor, Xavier, Helena, Joan y Judith, ha sido una experiencia que continua viva en nuestro día a día.

Josep Maria Llull | Col·legi Sagrat Cor Diputació

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