Rezamos por las vocaciones

Las religiosas del Sagrado Corazón de toda la Sociedad Internacional del Sagrado Corazón, nos invitan a todos a dedicar la oración personal y comunitaria del día 25 de cada mes rezando por las vocaciones. De esta manera, el 25 de cada mes, toda la Sociedad estará rezando como unida por las vocaciones.

A continuación encontrarás la oración propuesta por Karla Núñez, rscj (Perú) para el mes de julio. Se publican nuevas oraciones alrededor del día 20 de cada mes en la web http://www.rscjinternational.org
Para unirte a estas oraciones, también te invitamos a ver este video orante creado por Kathleen Hughes, RSCJ (USC)

Oración por las Vocaciones

25 de julio 2021

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (6, 1-15):

rezamos por las vocaciones rscj internacional«Después Jesús pasó a la otra orilla del lago de Galilea, cerca de Tiberíades. Le seguía un enorme gentío, a causa de las señales milagrosas que le veían hacer en los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a él, dijo a Felipe: «¿Dónde iremos a comprar pan para que coma esa gente?» Se lo preguntaba para ponerlo a prueba, pues él sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: «Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo.» Otro discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?» Jesús les dijo: «Hagan que se sienta la gente.» Había mucho pasto en aquel lugar, y se sentaron los hombres en número de unos cinco mil. Entonces Jesús tomó los panes, dio las gracias y los repartió entre los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, y todos recibieron cuanto quisieron. Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que han sobrado para que no se pierda nada.» Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comido: eran las sobras de los cinco panes de cebada. Al ver esta señal que Jesús había hecho, los hombres decían: «Este es sin duda el Profeta que había de venir al mundo.» Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo por la fuerza para proclamarlo rey, y nuevamente huyó al monte él solo.»

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

Cada vez que leo o escucho este Evangelio, queda en mi corazón resonando la frase “Denles ustedes de comer”, frase que me recuerda lo que de pequeña viví en casa, es decir, en un hogar sencillo, de puertas abiertas, acogiendo y compartiendo con los que lo necesitaban. Ya en este tiempo, volverlo a leer desde mi ser de mujer, me invita a reconocer y compartirles aquellas cualidades que como mujeres consagradas procuramos tener y que han de partir de la experiencia honda del encuentro con el Señor, permanecer en Su Corazón, para vivir sus actitudes y sentimientos que nos hace más humanas.

Las invito a mirar algunos de estos pequeños detalles:

  • Jesús se da cuenta del cansancio de toda la gente que estaba allí, está atento a las necesidades que surgen en el momento, se preocupa y hace lo necesario para satisfacer esta necesidad. Cansancio y hambre. Desde nuestro ser de mujer, siendo más sensibles, siempre estamos atentas y prontas en ayudar a encontrar una solución, buscando siempre lo mejor.
  • La acogida de Jesús para dar de comer. Nuestra acogida nos lleva a hacer sentir al otro como único, única en nuestra vida. Y a darle el pan de la acogida, la valoración, la amistad e impulso para seguir en la ruta.
  • La solidaridad de Jesús, nos hace ser solidarias con los demás. Aprendiendo a compartir lo que somos y tenemos, para aliviar las necesidades que nuestro mundo vive. Sobre todo, a ser misericordiosas como el Padre celestial, es decir saber pasar la vida de los demás por el espacio de nuestro propio corazón.
  • Jesús los invita a sentarse en círculos, invitándonos a nosotras a vivir la comunión, la comunidad de hermanas y la comunidad más ampliada con los otros, con los que nos relacionamos. Sin olvidar el llamado del Cor Unum, formar una familia, la del Corazón.
  • Una característica importante de Jesús es la generosidad, cualidad que deseaba tanto Magdalena Sofía, por lo que vivía abierta a la acción del Espíritu. Testimonio que nos dejó, para que la viviéramos en la Sociedad. Un día le preguntaron ¿qué debía caracterizarnos, y espontánea y rápidamente respondió: la generosidad.
  • Recogieron y llenaron doce canastas. Cuando vivimos el encuentro con el Señor, le entregamos todo lo que tenemos, para que, con ello, pueda saciar las necesidades de nuestros hermanos, alcanza y queda para seguir compartiendo la experiencia de nuestro encuentro con Aquél que tanto nos ama.

Jesús necesita de nuestra ayuda, de nuestros 5 panes y peces, para seguir aliviando el dolor de la humanidad y aunque parezca poco, todo lo que se da con amor, se multiplica. ¿Somos conscientes de cuáles son nuestros 5 panes y dos peces que hemos de entregar?

Jesús quiere que siempre estemos atentas a las necesidades que hoy enfrentan nuestros hermanos y en su nombre, nos lancemos a ser creativas, a buscar soluciones, que seamos activas, emprendedoras, luchadoras, que busquemos y colaboremos en la transformación y construcción de un mundo más humano y justo, que tengamos confianza plena en él. Que con lo poco que tengamos, Él hará grandes cosas, porque lo que se hace con amor y en su nombre, será siempre para la gloria de Dios. Y la gloria de Dios significa la vida digna de todo hombre y toda mujer

Recuerda que este texto de la multiplicación de los panes nos habla de la abundancia, que es una característica del gran amor de Dios Padre-Madre, que tiene hacia cada uno de sus hijos e hijas. Déjate envolver por este amor, para que en todo lo que hagas, solo eso sea tu motivación, lo que movilice toda tu persona.

Reflexión personal:

  1. Hago memoria y escribo: ¿Cuáles son los panes y peces que Jesús me pide hoy, para saciar el hambre de la humanidad?
  2. Al comienzo del evangelio decía “le seguía mucha gente”. ¿Siento que estoy en medio de ellos? o ¿me mantengo al margen de ellos?
  3. ¿Qué parte de esta historia me ha tocado más, ¿por qué?
  4. ¿Quiénes me han alimentado en mi vida? y ¿A quienes he alimentado yo con mi vida?
  5. Mi cuerpo y mi espíritu necesitan alimento. ¿Cómo satisfago el hambre de mi espíritu? ¿Qué clase de hambres experimento en mi vida de cada día?

Después de tu reflexión personal, comparte libremente en comunidad una de las preguntas.

Terminar con la “Oración por las vocaciones”.

Karla Nuñez, rscj. Provincia de Perú

Pastoral Vocacional y Juvenil Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús Internacional

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