Una de las lecturas de la celebración:

Del Documento “Desplegar la Vida, ofrecer el Don recibido”

Como mujeres de fe, en la Iglesia, asumimos nuestra responsabilidad y queremos profundizar nuestro compromiso con el proyecto del Reino, con el mismo gozo y valentía que caracterizó a los hombres y mujeres de las primeras comunidades cristianas. Nos sentimos urgidas a reflexionar nuestra comprensión de Iglesia, los modos de situarnos en ella y nuestro sentido de pertenencia, en un tiempo de tantas búsquedas y en el que la gente necesita que, como Iglesia, seamos signo de esperanza.

En este momento crucial de la historia, Jesús sigue llamándonos a ser «Mujeres de Corazón», dándonos la posibilidad de volver a escuchar el sueño de Dios para la humanidad, que nos mueve a impregnar de amor cada uno de los actos de nuestra vida. En la comunidad queremos respaldarnos mutuamente en la certeza de que este sueño puede ser alcanzado.

Nuestra pasión por la vida apostólica proviene de una profunda experiencia del Amor que despliega nuestra capacidad de amar

 

 

La Superiora General Barbara Dawson RSCJ dio a este grupo de probación su nombre y divisa:

Con la profesión perpetua, se están uniendo a Sofía que aprendió a amar a través de las amistades y del sufrimiento. Le encantaba decir que nació del fuego y que su único deseo era entregar al mundo el fuego del amor de Jesús. Sofía sintonizó su corazón con el corazón de Jesús: “yo he venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cómo desearía que ya estuviera ardiendo.”  (Lucas 12, 49). Y cada una de nosotras está llamada a hacer lo mismo.
Por lo tanto, hemos elegido como nombre para su probación la misma llamada que acompañó a Sofía en cada momento de su vida.
Amen como yo las he amado   (Juan 15, 12)
Y esta es la divisa que orientará la forma en que ustedes, como comunidad de probación, vivirán su nombre:
El fuego del amor de Jesús abre nuestros corazones
al latido del corazón del mundo y a los clamores del pueblo de Dios.
Pedimos que Jesús siga siendo el fuego de sus vidas y amor, que María, quien enseñó a amar a Jesús y que fue la primera mujer de la comunidad cristiana, les enseñe a ser compasivas y valientes. Y que Sofía, nuestra hermana mayor, que proclamó su amor por Jesús y por la Iglesia con profundidad, fuerza, valor y fidelidad, esté con ustedes, como hermana y maestra, a lo largo de su vida.
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