Una de las lecturas de la celebración:
Del Documento “Desplegar la Vida, ofrecer el Don recibido”
Como mujeres de fe, en la Iglesia, asumimos nuestra responsabilidad y queremos profundizar nuestro compromiso con el proyecto del Reino, con el mismo gozo y valentía que caracterizó a los hombres y mujeres de las primeras comunidades cristianas. Nos sentimos urgidas a reflexionar nuestra comprensión de Iglesia, los modos de situarnos en ella y nuestro sentido de pertenencia, en un tiempo de tantas búsquedas y en el que la gente necesita que, como Iglesia, seamos signo de esperanza.
En este momento crucial de la historia, Jesús sigue llamándonos a ser «Mujeres de Corazón», dándonos la posibilidad de volver a escuchar el sueño de Dios para la humanidad, que nos mueve a impregnar de amor cada uno de los actos de nuestra vida. En la comunidad queremos respaldarnos mutuamente en la certeza de que este sueño puede ser alcanzado.
Nuestra pasión por la vida apostólica proviene de una profunda experiencia del Amor que despliega nuestra capacidad de amar
La Superiora General Barbara Dawson RSCJ dio a este grupo de probación su nombre y divisa:
al latido del corazón del mundo y a los clamores del pueblo de Dios.
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