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Preguntas para cambiar de año

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Como un ritual, terminamos cada año con un pequeño balance de los dos meses vividos.
Entre las cuestiones, preguntas o propósitos… algunas deberían ir en clave de vida de fe, compromiso, opciones… Entre éstas, la pregunta sobre la propia vocación cristiana debería estar siempre presente.
Alimentar la llamada, compartir las inquietudes, confiar siempre en Dios… son claves urgentes para este 2022.
Así, hace un tiempo el Papa Francisco ofreció estos verbos clave en el marco de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones:

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  1. ARRIESGARSE: La vocación es una invitación a no quedarse en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros (…) Abrazar esa promesa requiere el valor de arriesgarse a decidir.
  2. IMPLICARSE: Para seguir la llamada del Señor debemos implicarnos en con todo nuestro ser correr el riesgo de enfrentarnos a un desafío desconocido.
  3. ABANDONARSE: Debemos dejar todo lo que nos puede mantener amarrados a nuestra pequeña barca, impidiéndonos tomar una decisión definitiva.
  4. DESCUBRIRSE: Se nos pide esa audacia que nos impulse con fuerza a descubrir el proyecto que Dios tiene para nuestra vida.
  5. FIARSE: Cuando estamos ante el vasto mar de la vocación, no podemos quedarnos a reparar nuestras redes, en la barca que nos da seguridad, sino que debemos fiarnos de la promesa del Señor.
  6. AMAR: La Iglesia es nuestra madre (…); por tanto, también debemos amarla cuando descubramos en su rostro las arrugas de fragilidad y pecado, y debemos contribuir a que sea siempre más hermosa y luminosa, para que pueda ser en el mundo testigo del amor de Dios.
  7. RECORDAR: No os dejéis contagiar por el miedo, que nos paraliza ante las altas cumbres que el Señor nos propone. Recordad siempre que, a los que dejan las redes y la barca para seguir al Señor, él les promete la alegría de una vida nueva, que llena el corazón y anima el camino.
  8. COMPROMETERSE: Es necesario un compromiso renovado por parte de toda la Iglesia –sacerdotes, religiosos, animadores pastorales, educadores– para que se les ofrezcan, especialmente a los jóvenes, posibilidades de escucha y de discernimiento.
  9. ACOMPAÑAR: Se necesita una pastoral juvenil y vocacional que ayude al descubrimiento del plan de Dios, especialmente a través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la adoración eucarística y el acompañamiento espiritual.
  10. MIRAR: Debemos mirar a María. Incluso en la historia de esta joven, la vocación fue al mismo tiempo una promesa y un riesgo. Su misión no fue fácil, sin embargo no permitió que el miedo se apoderara de ella. Su “sí” fue el sí de quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar.

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