Está a punto de publicarse un nuevo libro sobre Filipina, «Filipina Duchesne, una mujer con los probres y marginados».

Estamos ante un libro ya publicado en inglés cuando fue canonizada, pero treinta años después, se ha revisado, ampliado y traducido al español.

Una gran obra, un documento de referencia para conocer a fondo esta gran mujer.

Este es el texto de presentación que han publicado en la web rscj de México:

«Quiero agradecer a Catherine Mooney y a la Provincia de México de la Sociedad del Sagrado Corazón por hacer accesible el libro Filipina Duchesne: Una mujer con los pobres y marginados a aquellas personas cuya primera lengua es el castellano. Escrito originalmente en inglés alrededor del tiempo de la canonización de Filipina Duchesne en 1988, esta nueva versión nos ofrece una mejor comprensión de Filipina a través de la investigación original de Mooney, ahora actualizada gracias a las fuentes originales que están disponibles. Es un libro especialmente iluminador por su capítulo sobre la santidad y en cómo ésta se relaciona con las mujeres, así como por la honestidad con la que trata la dolorosa historia de Filipina, incluyendo el hecho de que fue propietaria de personas esclavizadas a mediados del siglo XIX.   

¿Por qué Filipina Duchesne es significativa para nuestro hoy? La Iglesia declara “santas” a algunas personas para ayudar al pueblo de Dios en su propio camino hacia la santidad – un camino más similar al nuestro de lo que podríamos imaginar.  Filipina fue una mujer profundamente centrada en Dios y con un compromiso absoluto en el servicio de los pobres. También fue una persona compleja, que tenía muy claros sus proyectos y, al mismo tiempo, una gran inseguridad; una mujer de enorme valentía, pero también de una humildad que rayaba en la falta de autoestima. Tenía un temperamento que parecía fuerte, y sin embargo la conciencia de su debilidad y fracaso minaban su auto confianza. Tenía una tremenda imaginación, lista para cruzar fronteras inhóspitas, pero también experimentó una profunda soledad, exacerbada por la distancia geográfica y existencial entre su nuevo hogar en Norteamérica y su país de origen, Francia. En una palabra, Filipina fue una mujer muy humana, cuyo camino hacia la santidad nos enseña cómo movernos en el presente y en el futuro, y hacerlo con una fe profunda, con extraordinaria fidelidad y con el compromiso tenaz con lo que creemos posible».  (Barbara Dawson)

 

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