María, joven adolescente

La imaginería suele representar a María en la escena de la Anunciación, en la Visitación, en el nacimiento, como virgen Inmaculada, como Madre Dolorosa…

Hay pocas representaciones de María en esta edad. En 1844, Pauline Perdrau, una joven novicia, se encargó de pintar un fresco de María joven en una pared del convento Trinitá dei Monti en Roma. El fresco se denominó la Madona del Lirio.

Muchas de nosotras la hemos tenido como buena compañera en las salas de estudio, en los largos pasillos, en la mesita de noche.

En el cuadro todo tiene palabra: La flor como primavera que estalla; el libro, llave de la sabiduría; el huso como trabajo sencillo de las mujeres de su tiempo; la estrella luz y guía en el camino.

María, ya crecida, recibe una misión inesperada y entona un canto valiente en favor de los sencillos, de los hambrientos, de los desahuciados, de los que roban, de los desposeídos de pan y de igualdad.

Madonna del Lirio, joven como tantas, frágil y fuerte a la vez, atenta y comprometida, sorprendida por el DON que la desborda.

Madre ADMIRABLE. Acompaña nuestro vivir

Tere Iribarren, rscj

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