[vc_row][vc_column][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]
Magdalena Sofía Barat y la Cuaresma
[/vc_column_text][vc_column_text]
por Teresa Gomà, RSCJ
[/vc_column_text][vc_column_text]
Al inicio de la Cuaresma, nos disponemos para entrar en un tiempo nuevo. El camino hacia la Pascua requiere una actitud renovada, una disposición que nos permita vivirla con toda su intensidad. La repetición nunca debería ser sinónimo de inercia.
En nuestra tradición, desde los orígenes, Magdalena Sofía hace mucha referencia en sus cartas a la Cuaresma. La nombra hasta en ciento veinte y ocho ocasiones, aunque algunas son solo referencias temporales. Pero cuando trata este tiempo en su dimensión litúrgica, lo hace de un modo novedoso como en esta carta a una religiosa:
“… tienes que cuidar tu salud y la de la comunidad, así que no a los ayunos, a la abstinencia. Nuestra vida es muy exigente. Hay que limitarse a ofrecerle al Señor todos los sacrificios de vida diaria y no buscar otros…”
[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_separator color=»white»][vc_single_image image=»1350″][vc_column_text]
La sensatez de Sofía junto con su absoluta confianza en Dios, fueron la ayuda imprescindible para dirigir la Sociedad con la sabiduría que la caracterizó.
La Cuaresma, el camino de compromiso que nos lleva a la Vida.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
Comentarios recientes