«Lejos de Luisiana» reseña de Rosa Carbonell, rscj

Luz Gabás, Lejos de Luisiana, Premio Planeta 2022

Una versión laica

Lejos de Luisiana reseña de Rosa Carbonell rscjAbrir la novela de Luz Gabás es sumergirse, como un colono más, en los años de la Luisiana Española. Hace falta saber mucha historia y tener un gran conocimiento de las costumbres de los criollos y de las numerosas tribus indias (iroqueses, osages, chickasaw, otawas, potowatomi…) que constituyen el contexto en el que se desarrolla la aventura de Suzette, una niña francesa, hija de Jérome Girard, militar que cuando empieza la novela ha dejado las armas para dedicarse al comercio. El relato comienza en Nueva Orleans, en agosto de 1763, y termina en Kaskaskia, en el otoño de 1803. Justo los años en que Luisiana perteneció al Reino de España.

La autora, conocedora del ambiente, mezcla los personajes históricos y los ficticios. Y así vamos avanzando Misisipi arriba, con Bénòit Leroux y su hijastro Etienne Dubois, inspirado aquél en Pierre Laclède, uno de los primeros pioneros que construyeron la ciudad de St. Louis, socio de Jérome Girard, también inspirado en la figura real de Gilbert Antoine de St. Maxent.

Lejos de Luisiana reseña de Rosa Carbonell rscjGirard y Leroux y sus numerosas familias serán el contexto en que Suzette, que tiene siete años cuando empieza la novela, conocerá a Ishkate, de la tribu de Kaskaskia, a quien Sarazen, de la tribu qwapaw, lleva herido a casa de Girard. La curiosidad irá dando paso al cariño, a la compenetración, al interés mutuo y al convencimiento de que “no podían vivir juntos, pero tampoco separados”. Los varios intentos de Suzette de escaparse con él fracasarán, y comprenderá, con la cabeza, pero no con el corazón, que su vida está en Nueva Orleans y que ahí es donde debe formar una familia. Su primer marido, Belmont Fourier, con quien tiene una hija, Adrienne, morirá pronto a causa de la fiebre amarilla… y Suzette volverá a casarse, esta vez con Sebastián Orlac, español, segundo de Bernardo de Gálvez, que sustituirá al gobernador Unzaga. Pero de vez en cuando aparece Ishkate, que ha aceptado ayudar a Leroux y a Dubois en su comercio de pieles, y viaja con frecuencia a Nueva Orleans…

Pero Suzette no está sola. Su hermana mayor, Margaux, que se casará con otro español, Tomás Durán, se da cuenta de que es Ishkate el amor de Suzette. También ella ha estado enamorada de Etienne Dubois, pero comprende que no está hecha para la vida en el norte, e intentará que Suzette olvide a Ishkate… En ese ambiente de chicas criollas, educadas en las ursulinas de Nueva Orleans, las amigas de las hermanas Girard irán contrayendo matrimonio con algunos de los militares españoles enviados a Luisiana. Pero Suzette no olvida… Y cuando Françoise de Villiers, esposa del gobernador de Arkansas, decide emprender un viaje Misisipi arriba para reunirse con su marido, Suzette la acompaña. Ambas serán secuestradas por los indios chickasaw y rescatadas por Villiers e Ishkate, que estaba en el poblado con sus mercancías… Mientras tanto, en la batalla de Pensacola, una más entre ingleses y españoles, Sebastián resulta gravemente herido.

No será esta la única vez en que Suzette deje a un lado su compromiso con Sebastián para gozar de la compañía y el amor de su indio querido. Volverá a suceder, Sebastián lo sospechará y odiará a Ishkate. Tanto que buscará quien acabe con él. Mientras, Suzette seguirá a su marido primero a Cuba y luego a México, a donde Gálvez va destinado como virrey. Empezará a estar “lejos de Luisiana”…

Lejos de Luisiana reseña de Rosa Carbonell rscjCuando Gálvez muere, Sebastián y Suzette marcharán a España. Para entonces Suzette tiene dos hijos con Sebastián, Estelle y Guillermo. Se alojarán en Madrid, en casa de Rinaldo de Orlac, hermano de Sebastián, donde este morirá. El deseo de Suzette de volver a Luisiana tardará en cumplirse: el tutor de Guillermo es Rinaldo que al morir dejará todas sus posesiones y sus títulos al hijo de su hermano… Cuando por fin logra su propósito Suzette emprenderá el viaje a través del océano con su hija Estelle y su esclava Anna, todo un ejemplo de fidelidad. Será un viaje que había oído contar muchas veces…

Si esta fuera una reseña como otras tantas, posiblemente acabaría aquí, pero – ya que escribo para la Familia del Sagrado Corazón – me parece importante relacionar esta historia con la que vivieron Filipina Duchesne y sus compañeras unos pocos años después. Por ejemplo, es llamativa la semejanza entre los relatos de los respectivos viajes:

Habían escuchado decenas de veces las anécdotas de ese viaje trasatlántico. La dureza de las largas semanas a bordo del barco, las náuseas, la comida y la bebida en malas condiciones y los estrechos habitáculos. Le emoción al rodear la punta de Florida, cruzar el golfo de México y aproximarse a la desembocadura del Misisipi (…) cuando atravesaban los misteriosos pantanos infestados de caimanes (…) los mosquitos los atacaban sin piedad, la humedad los calaba hasta los huesos y el calor agobiante los aturdía…1

El mar tempestuoso es algo terrible. Su ruido, combinado con el del viento, es superior al del trueno… las aguas del mar, ennegrecidas por las tinieblas de la tempestad, abren y cierran constantemente sus abismos sin fondo… los olores del barco son otra dura prueba… Llegamos a las que llaman aguas blancas, donde las del Misisipi se mezclan con las del mar pero conservando distinto color…Esa noche los mosquitos nos asaltaron con gran furia y no nos dejaron dormir2

En la novela de Luz Gabás se nombra con frecuencia el convento de las ursulinas en Nueva Orleans. En él se alojaron Filipina y sus compañeras cuando llegaron a esa ciudad. Las mujeres de Lejos de Luisiana habían sido alumnas de ese colegio:

Cécile se aficionó a leer en el convento de las ursulinas… 3

Nos recibieron las ursulinas con gran caridad y benevolencia… Cada día las ursulinas son más amables con nosotras… la superiora me dijo que deseaba que su casa fuera nuestro centro de operaciones donde se hospedaran las nuestras…4

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Años después, cuando las religiosas que vivían en la misión de Sugar Creek con los indios potowatomi tuvieron que desplazarse hacia el oeste, empujados por los colonos, las condiciones del viaje fueron parecidas a las que nos narra la novela:

Ishkate se arrebujó en la piel de oso que le había regalado su madre… y trató de dormir5

Lucille contó que […] durmieron bajo las estrellas, envueltas en piles de búfalo, cada grupo en su sitio: los jesuitas, los indios y las rscj6

Abrir la novela de Luz Gabás, como decía al principio, es también sumergirse en el ambiente, en su versión laica, de aquellas mujeres que abandonaron su país para llevar el evangelio a un mundo que no dejaría de sorprenderlas.

NOTAS AL PIE

1 Lejos de Luisiana, p. 27

2 Xavier Baró i Queralt, En los confines del Nuevo Mundo. Cartas y documentos de Filipina Duchesne, Madrid, 2014, p. 38-39.

3 Lejos de Luisiana, p.113

4 Louise Callan, rscj, Philippine Duchesne, misionera de vanguardia, Traducción de Mª Teresa Guevara, México, 1963, p. 224,226

5 Lejos de Luisiana, p.54

6 Maureen Chicoine, Grave on the Prairie, Ed. Universe, 2018, p.70

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