La revolución post-covid de mercados y empresas por Irene Beccarini, economista

La situación generada por Covid-19 no tiene precedentes. El esfuerzo por identificar interpretaciones a lo largo de los últimos meses se ha orientado a la búsqueda de fenómenos comparables, como otras pandemias, guerras, crisis económico-financieras, crisis de paradigmas de organización industrial (como la revolución industrial misma), crisis de competencias. “La situación que el mundo ha vivido en los últimos meses es, en cierta medida, la combinación de todas estas representaciones”[1].Todos los países del mundo han vivido o están viviendo una contracción económica muy fuerte; los mercados bursátiles mundiales han perdido más de 25 billones durante el último mes[2]; cada vez más empresas, tanto grandes como pequeñas, están en peligro y avanzan hacia la quiebra; cada vez más empleados – sobre todo entre los del quintil de salario más bajo – han visto sus horas de trabajo reducirse (así como sus ingresos) o han perdido sus puestos de trabajo[3].

A medida que pasa el tiempo nos vamos familiarizando con los diferentes tipos de desafíos impuestos por la pandemia, pero las situaciones a las que nos enfrentamos cada día siguen siendo “ambiguas, o sea, poco claras y confusas, donde quien toma las decisiones no tiene las herramientas interpretativas para enmarcarlas y tal vez ni siquiera es capaz de formular las preguntas” que ayudarían al replanteamiento del problema[4]. Sin embargo, yo no sería una economista y estudiosa de la teoría organizacional si no me diera cuenta de que esta ambigüedad es típica de todas épocas de “cambio de paradigma”–o de cambios profundos en un modelo fundamental–a las cuales suele seguir una “fase normal”[5], cuando un nuevo paradigma se establece como dominante. En la misma línea, Joseph Schumpeter, economista austro-estadunidense y padre de la “destrucción creativa”[6], en 1911(en sí mismo un año de recesión), en su libro “La Teoría del Desarrollo Económico”, escribió: “Después de algún tiempo de depresión, surgirán nuevos empresarios, habrá un nuevo ‘enjambre’ de empresarios. Comenzará entonces una ola de prosperidad y todo el ciclo continuará».

La crisis del covid-19 cambiará los equilibrios de mercado y eventualmente producirá una gran cantidad de nuevas oportunidades y de nuevas maneras de trabajar. La entrega de alimentos, la telemedicina, la educación en línea y todo lo relacionado al mundo digital son sectores que están ya fomentando el crecimiento. Los gigantes tecnológicos, como Microsoft, Amazon, y Apple continuarán siéndolo durante la crisis y a medida que se expanden hacia el sector de la salud, de la tecnología financiera y otros sectores, incluso podrían ser parte de una nueva ola de destrucción creativa, asegura la revista “The Economist”. Pero la recesión económica seguirá eliminando también a muchas empresas establecidas para dejar plaza a empresas existentes, incluso pequeñas, que han hecho de la innovación su ADN, que antes de la crisis recaudaron suficiente dinero para sobrevivir, y que tienen suficiente flexibilidad para adoptar nuevos planes comerciales, si los anteriores ya no son viables[7].

La pandemia está provocando también una fase tan necesaria de experimentación tecnológica y social en el lugar de trabajo. La crisis producida por el covid-19 nos ha revelado “cuántas oficinas se estaban ejecutando como reliquias del siglo XX”. De hecho, las fábricas nacieron como sitios donde los trabajadores podían usar las nuevas máquinas, y la oficina nació cuando el mundo del trabajo implicaba procesar una gran cantidad de papel para administrarlas. Todo esto requería que los trabajadores estuvieran cerca unos de otros y creó el patrón de personas que viajan para reunirse en una oficina central. Este sistema siempre ha tenido desventajas evidentes, algunas de las cuales han empeorado con el tiempo. Muchos llevan mal la molestia y el gasto de viajar durante varias horas a la semana; algunos no consiguen concentrarse en los tan-de-moda y tan debatidos despachos “open-space” o sufren discriminación dentro de ellos; a otros les resulta difícil cuidar a sus hijos, un problema creciente a medida que más familias tienen dos padres que trabajan[8].

La aceleración del uso –debido al confinamiento – de las tecnologías digitales para trabajar, reunirnos e interactuar ha acelerado el proceso de difusión de la cultura digital: los humanos hemos aprendido a convivir con las tecnologías como partes integrantes del trabajo, del tiempo libre, de nuestro estilo de vida. “La relación hombre-máquina está evolucionando rápidamente hacia una estrecha colaboración, una verdadera alianza hombre-máquina, que permitirá utilizar plenamente el potencial complementario de las tecnologías y de los seres humanos”, asegura el Profesor Andrea Prencipe, rector de la prestigiosa LUISS Business School. Por otro lado, “el uso forzado y generalizado de las tecnologías digitales nos hizo al mismo tiempo apreciar la dimensión social y socializadora del trabajo”[9].

Es por eso que, si muchas empresas están invirtiendo en tecnología como ordenadores portables, cámaras y micrófonos de mayor calidad para crear una “fuerza laboral más distribuida”, muchas otras – Facebook, Yahoo y Bloomberg entre ellas –parecen estar en contra todavía. Como informa la revista “The Economist”, un estudio reciente sobre unos trabajadores chinos de los call-centers revela que muchas personas estaban desesperadas por volver a la oficina, aunque solo fuera de vez en cuando, en parte porque se sentían solas[10].Una solución podría ser la “oficina opcional”, a la que la gente asiste, pero con menos frecuencia, para que la oficina deje de ser una segunda residencia y se convierta más bien en un eje. Esta solución, junta con otras iniciativas como (i) reuniones presenciales entre grupos que se reúnen en momentos específicos para consolidar amistades, intercambiar información y desarrollar nuevas ideas, (ii) la utilización de las nuevas tecnologías que «ludifican»[11] las interacciones estimulando la espontaneidad (y reemplazando así el mundo forzado de Zoom), (iii) retiros corporativos, reuniones y actividades de team-building disminuirían el riesgo de que con el tiempo el capital social de una empresa se erosione, la creatividad se debilite, las jerarquías se osifiquen y el espíritu de equipo se desvanezca[12].

A pesar de que la solución a los trastornos de nuestro mundo organizacional actual sea la oficina opcional u otra, “la grande oportunidad que nos ofrece el coronavirus es de repensar el trabajo, las interacciones con los colegas, la organización de los servicios, a través del desarrollo de nuevos enfoques en los procesos de negocio. El verdadero desafío se refiere al desarrollo de códigos y enfoques interpretativos que permitan aprovechar al máximo la interacción real-virtual en y para los procesos de negocio. El objetivo es entonces crear las condiciones para que los trabajadores puedan «habitar la distancia» o desarrollar y perfeccionar habilidades y actitudes mentales robustas para vivir entre lo real y lo digital, entre proximidad física y distancia digital”. Por lo tanto, es necesario que los gobiernos, las empresas y cada uno de nosotros nos asumamos el desafío digital, porque “las habilidades entre lo real y lo digital representan los motores del desarrollo y del crecimiento económico”, en esta transición histórica[13].

[1] Fuente: Andrea Prencipe, Il Sole 24 Ore, 8 de Abril 2020

[2] Fuente: Bloomberg Finance LP

[3] Fuente: “The U.S. Labor Market during the Beginning of the Pandemic Recession” – Tomaz Cajner, Leland D. Crane, Ryan A. Decker, John Grigsby, Adrian Hamins-Puertolas, Erik Hurst, Christopher Kurz, Ahu Yildirmaz

[4]Fuente: Andrea Prencipe, Il Sole 24 Ore, 8 de Abril 2020

[5]Thomas Kuhn, “La estructura de las revoluciones científicas” (1962)

[6]Destrucción creativa es todo proceso de mutación industrial que revoluciona la estructura económica desde adentro, destruyendo la antigua.Joseph A. Schumpeter(1994). Capitalism, Socialism and Democracy. London: Routledge. pp. 82-83.

[7] Fuente: “Creative distruction in times of covid”, The Economist, 16 de Mayo 2020

[8] Fuente: “Is the office finished?”, The Economist, 12 de Septiembre 2020

[9] Fuente: Andrea Prencipe, “Aiutiamo gli studenti ad ‘abitare la distanza’”, Il Sole 24 Ore, 13 de Septiembre 2020

[10] Bloom, Nicholas, et al. «Does working from home work? Evidence from a Chinese experiment.» The Quarterly Journal of Economics 130.1 (2015): 165-218.

[11]“La ludificación, también conocida por el anglicismo gamificación (del inglés gamification) es el uso de técnicas, elementos y dinámicas propias de los juegos y del ocio en actividades no necesariamente recreativas con el fin de potenciar la motivación, así como de reforzar la conducta para solucionar un problema, mejorar la productividad, obtener un objetivo, activar el aprendizaje y evaluar a individuos concretos”, Wikipedia, consultado el 14 de septiembre 2020

[12]Fuente: “Covid-19 has forced a radical shift in working habits”, The Economist, 12 de Septiembre 2020

[13]Fuente: Andrea Prencipe, “Aiutiamo gli studenti ad ‘abitare la distanza’”, Il Sole 24 Ore, 13 de Septiembre 2020

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