1 Jn 4,16
Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él
Expresión que dio “forma” a mi vida cuando solamente tenía 20 años. Experiencia que me sigue informando después de casi 60 años de escuchar las palabras por primera vez. Escuché esta cita bíblica, no en la liturgia, no las leí en la oración, no las encontré estudiando la Sagrada Escritura. Las escuché en el comedor, cuando comíamos en silencio mientras alguien leía en voz alta. Escuché esas palabras y pensé, ¡es verdad, por eso estoy yo aquí! Busqué la cita bíblica, la leí y la releí y una alegría profunda me invadió durante mucho tiempo. A la alegría siguió la convicción, cada vez más honda, de que es una realidad: ¡Dios nos tienen un gran amor!, ¡Dios me tiene un gran amor! y por El vale la pena vivir, trabajar, entregarme enteramente. Y siempre el agradecimiento por las tres cosas: Porque Dios me tiene un gran amor, porque hemos tenido la gracia de conocerlo por medio de Jesús. Y agradecimiento porque el Espíritu me hace creer en ese amor. Nada es mío, ¡todo me ha sido dado!
Y claro, rápidamente me di cuenta de que, justamente, nuestro carisma de RSCJ es comunicar ese amor a la mayor parte de gente posible. Para vivir ese carisma de comunicación del Amor de Dios era imprescindible lo que dice el texto: Que exista ese Amor, conocerlo y creer en él. Y, obviamente eso fue alimentando mi capacidad de amar, con todas mis debilidades, sí, pero buscando siempre las maneras de comunicarlo, sobre todo a los que más lo necesitan: los pobres, los que sufren. Y, al igual que esas palabras encontradas en la Biblia reflejaban toda la entrega de Dios a nosotros, a través de la vida del Hijo, el comunicarlo a otros, tenía que ser con obras, no solo con palabras.
Por todo eso, qué alegría “Hemos conocido el amor de Dios y hemos creído en él” (1 Jn 4,16)
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