[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Gracias Bantabá por hacer de vuestro centro una unidad

[/vc_column_text][vc_column_text]

Hace unas semanas emprendíamos camino a las Norias. Cada una venía de un punto diferente de España. Cada una con sus gustos, con sus miedos, pero con una cosa en común, la fe en el ser humano.

No éramos conscientes de que en este proyecto no éramos nosotras las que íbamos a enseñar, sino que eran ellos, cada uno de nuestros alumnos y cada una de las personas que íbamos a conocer allí los que nos iban a dar una lección de vida.

Ha pasado ya un tiempo y seguimos sin poder asimilar tanta información, tantos sentimientos y tanto amor y agradecimiento recibido.

Con sus ganas de aprender, empeño y esa sonrisa diaria nos han enseñado a valorar la vida, a sacarle algo bonito a todo lo que nos ocurre y a disfrutar del más mínimo detalle.

Siempre quedará en nuestro recuerdo cada clase vivida, cada «lección» aprendida y todas las oportunidades que hemos tenido de conocer el «mar de plástico» y todo lo que lo rodea.

Gracias Bantabá por hacer de vuestro centro una unidad, un espacio donde no importa la religión, la nacionalidad, el color o la clase social.

Gracias a las cuatro hermanas del Sagrado Corazón por haber creado y haber seguido adelante con un proyecto tan bonito.

Gracias por confiar en mí y por hacerme conocer a tres compañeras preciosas.

Ojalá todo el mundo tuviese la oportunidad de vivir algo así y ver la realidad con otros ojos, porque no existen palabras ni agradecimientos suficientes para describir esta experiencia.

Como bien dice una de mis compañeras de este voluntariado, cada vez soy más consciente de que el mundo tiene solución.

Muchas gracias y hasta pronto, Bantabá.

Sonia Parra (voluntaria verano 2019)

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido