Experiencia Bantabá verano 2023 por Laura Marini Calvo

experiencia Bantabá Laura Marini

Hace ya un mes que mis compañeras de voluntariado y yo llegamos a Las Norias de Daza sin saber muy bien lo que nos iba a deparar esta experiencia. Sin embargo, la incertidumbre del principio rápidamente se desvaneció al ver las primeras sonrisas y miradas de todas las personas que acuden diariamente a Bantabá.

Bantabá es un punto de encuentro y de conexión donde se crean vínculos que nunca esperarías establecer. Bantabá no sólo enseña a los estudiantes, sino también a las voluntarias. Y es que, junto a las cuatro Hermanas, lo que nace es un verdadero equipo de élite, formado por excelentes profesionales y mejores personas.

A veces los inicios no son fáciles, preguntas como ¿les enseñaré lo suficiente? ¿lo estaré haciendo bien? te invaden la mente, pero gracias a un simple abrazo, la integración y el aprendizaje se vuelve cada vez más sencillo.

A menudo se suele comentar que, sobre todo nosotros, jóvenes de la Generación Z, no estamos acostumbrados a ver más allá de las pantallas de nuestros móviles, o que no tenemos interés por lo que pasa alrededor de nosotros, pero creo que esto es sólo cosa de pocos. El proyecto Bantabá nos ha hecho abrir fronteras y conocer realidades muy diferentes a las nuestras; nos ha permitido conocer historias de lucha y de superación; travesías llenas de problemas y de personas que se quedaron atrás simplemente porque, a veces, la sociedad no es lo suficiente madura para comprender que aquí, entre nosotros, los inmigrantes también tienen un hueco.

Nosotras hemos podido enseñarles verbos y vocabulario, pero no son las nuestras, sino sus enseñanzas las que valen la pena disfrutar al máximo. Gracias a los alumnos hemos recibido verdaderas lecciones de vida que todos deberíamos aplicar en nuestro día a día. Todo ello te hacen darte cuenta de que la que más va a aprender eres tú, porque son ellos los que te enseñan a tener ese espíritu tan guerrero que tanto les caracteriza.

Creo compartir con todas las personas que alguna vez pasaron por Bantabá un sentimiento: admiración. Admiración por los hombres y mujeres que cada día se juegan el pellejo por salir adelante y que, aun así, tienen ganas de venir a clase y aprender poniendo todo su empeño en ello. Y admiración por el Proyecto Bantabá que hace de la escuela un espacio seguro, libre de prejuicios y, sobre todo, que hace que nos sintamos todos como en casa.

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