Comentario de la liturgia
domingo 9 de junio
por Mariola López Villanueva RSCJ
Evangelio: San Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: <<Paz a vosotros>>. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: <<Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo>>. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: <<Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos>>.
¿Podremos de verdad entendernos, reconocernos aun cuando hablemos con registros espirituales distintos? Diálogo es hoy otro de los muchos nombres del Espíritu. El relato de Pentecostés se abre como un espacio de posibilidad, un sueño realizable. Tomados por el fuego, podían oírse y entenderse no en el idioma del imperio, sino con sus diversos idiomas propios; en un idioma de relación y de comunión. La paz y el perdón son dones del Espíritu y no hay futuro posible sin ellos. Solo cuando somos capaces de dar y recibir perdón inauguramos tiempos nuevos. Un corazón pacificado no se cansa de dar otra oportunidad: repara lo roto, abre lo endurecido y abraza los miedos. Por nosotros mismos no podemos nada. Tomados por su Espíritu, todo acontece como posibilidad de bendición. ¡Ven, Padre de los pobres, ven, Madre de los pequeños! ¡Viento precioso del sur de todos los mundos! ¡Ola imparable de compasión!
0 Comentarios
Dejar un comentario