[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 28 de abril

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Mariola López Villanueva RSCJ

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Juan 20, 19-31

[/vc_column_text][vc_column_text]

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: <<Paz a vosotros>>. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: <<Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo>>. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: <<Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos>>. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: <<Hemos visto al Señor>>. Pero él les contestó: <<Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo>>: A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: <<Paz a vosotros>>. Luego dijo a Tomás: <<Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente>>. Contestó Tomás: <<¡Señor mío y Dios mío!>>. Jesús le dijo:<<¿Por que me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto>>. Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

En cuántas ocasiones cerramos nuestras puertas interiores por miedo. Nos invade una sensación de desánimo y de sospecha porque una y otra vez volvemos a recaer en nuestras flaquezas de siempre.

Sentimos el peso y la incoherencia de la propia vida, y la historia, ante el sufrimiento inocente de tantos, se vuelve dolorosamente opaca e impotente… hasta que volvemos a recibir adentro el saludo del Señor: <<Paz en tu ser>> Jesús muestra sus manos y su costado. Hay que tener mucha confianza para enseñar a otros las heridas curadas. Solo la vulnerabilidad nos desarma, nos devuelve la inocencia, nos sana el miedo. <<Como el Padre me envió, yo también os envío>>, con la misma vulnerabilidad y desnudez, con los mismos modos humildes, y con la misma potencia del amor para perdonar, curar y restaurar la vida, porque hay modos de saludar que dan la salud. Una de las muchas bendiciones del papa Francisco es que ha <<saludado>> con amorosa cercanía a colectivos humanos a los que la Iglesia solía mirar con desconfianza. Nos <<resucitamos>> unos a otros en la manera de saludarnos. 

[/vc_column_text][vc_row_inner][vc_column_inner][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text]

LLAMADA (Ignacio Iglesias, SJ)

¡No me mandes callar! ¡No puedo obedecerte! Tu perdón me ha quemado como un fuego y lo tengo que hablar siempre y a todos aunque me lo prohíbas, o aunque no me lo crean. Si por eso me echan de esta tierra, saldré hablando de Ti…

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido