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Comentario de la liturgia
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domingo 27 de septiembre
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por Tere Iribarren
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Evangelio: San Mateo 21, 28-32
[/vc_column_text][vc_column_text]A ver, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le dijo: Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña.
El hijo le respondió: No quiero, pero luego se arrepintió y fue.
Acercándose al segundo le dijo lo mismo. Este respondió: Ya voy, señor; pero no fue.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?
Le dijeron: El primero.
Y Jesús les contestó: Os aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán antes que vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan, enseñando el camino de la justicia, y no le creyeron, mientras que los recaudadores de impuestos y las prostitutas le creyeron.
Y vosotros aun después de verlo, no os habéis arrepentido ni habéis creído.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]
Un texto sencillo y lúcido, un texto que sobrecoge…Jesús pregunta a sus adversarios ¿Qué os parece? La respuesta que le dan se convierte en juicio.
Los hijos son solo una parábola que pone de relieve a los fariseos que dicen y no hacen, y a los publicanos y las prostitutas, los no presentables, que dicen que no van, pero van, son estos los que nos llevan la delantera.
Seguro que conocemos y compartimos con personas que van a la viña sin grandes palabras y proclamaciones. Es claro que la ética de Jesús no es la ética de las palabras y propósitos, sino la de los hechos.
Hagamos silencio. Todos tenemos algo de los dos hijos…
Pidamos al Señor limpie y mueva nuestro corazón para ir a la viña, a lo diario, a lo cercano, acompañados con otros muchos que han entendido el mensaje de este precioso texto.
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