[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 19 de mayo

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Mariola López Villanueva RSCJ

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Juan 13, 31-33a. 34-35

[/vc_column_text][vc_column_text]

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: <<Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que os conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros>>.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

No podemos acoger estas palabras sin tener delante de nosotros los sentimientos de Jesús, su conmoción por la traición de aquel en quien confió y al que amaba, su dolor por no poder evitar que Judas se malogre y se pierda…

Hay sufrimiento y mucho amor en estas palabras de Jesús: <<Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros>>. Pidamos la gracia de dejarnos afectar y mover por ellas. Son palabras fuente que condensan toda una vida, el testamento que alguien en los momentos últimos lega a los suyos como su mayor riqueza: un modo nuevo de amar. La clave está contenida en estas dos palabras: <<como yo…>>, como hemos sido amados por él. Solo podremos ayudar a otros a integrar y a valorar sus vidas, a reconciliarlas y a quererlas tal como son, en la medida en que dejemos que el Señor lo vaya haciendo también con nosotros. Y ya conocemos su secreto: tiene el corazón abierto por una herida. No hay otra señal, ni otro modo de decir algo de Dios, que no esté transido de vulnerabilidad y de cariño, de un amor tierno y paciente, bien concreto y sanador. 

[/vc_column_text][vc_row_inner][vc_column_inner][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text]

ENVUÉLVEME (Pierre Teilhard de Chardin, SJ)

Señor, envuélveme en lo más hondo de las entrañas de tu corazón; y sujétame allí, destílame, purifícame e inflámame, sublímame hasta la plena aniquilación de mí mismo.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido