[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 18 de agosto

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Mariola López Villanueva RSCJ

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Lucas 12, 49-53

[/vc_column_text][vc_column_text]

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: <<He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por el bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra>>.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

El fuego de una persona se ve en sus ojos. El de Jesús era tremendamente cálido cuando miraba a aquel hombre excluido por la lepra, a la mujer condenada por adulterio, a aquella otra con hemorragias apartada de toda relación, a Pedro después que le abandonó.

En las miradas que les regaló pudieron ellos volver a encender sus vidas. <<Era un fuego ardiente dentro de mis huesos y, aunque intentaba contenerlo, no podía>> (Jeremías 20,9). Cuando nos toma el fuego no tenemos nada que esconder, y precisamente aquellos materiales de nuestra vida que habríamos querido desalojar, los que considerábamos más desechables, se convierten inesperadamente en el material necesario para avivar la llama. Prende en nuestra pobreza y en nuestra desnudez. Un vez prendidos, toda la tarea es del Fuego y nuestro trabajo es abandonarnos, no oponer resistencias, dejarnos hacer. Entonces podremos entendernos con el otro, reverenciarlo en lo que podemos comprender y en aquello que siempre nos permanecerá desconocido, y se  nos revelarán unos vínculos aún más fuertes que los de la sangre.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido