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Comentario de la liturgia

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domingo 8 de marzo

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por Begoña Bilbao

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Evangelio: San Mateo 17, 1-9

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En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se le aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó lo palabra y dijo a Jesús: <<Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías>>. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: <<Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo>>. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: <<Levantaos, no temáis>>. Al alzar los los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: <<No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.

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Este episodio se enmarca entre dos anuncios de la Pasión:

”..tenía que ir a Jerusalén para sufrir mucho de parte de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas..”

“..el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de los hombres..”

Es un contexto muy dramático, que reta a los discípulos fuertemente.

Jesús entiende que para afrontar esto, necesitan un horizonte, una “visión”… 

Y así, con mucha pedagogía, Jesús se lleva a los más íntimos, y les permite vislumbrar su LUZ:

”…rostro resplandeciente como sol, vestidos blancos como la luz..”

Aunque esa luz, no anula toda sombra (“…nube cubre con la sombra…”), y en ese cruce de caminos de “LUZ” y “SOMBRA” se manifiesta y recibe la confirmación del envío :

ES MI HIJO, EL AMADO, EL PREDILECTO, ESCUCHADLO…”

Somos invitados a abrir nuestro entendimiento y nuestro corazón, para acoger a  este Hijo Amado, sabiendo que los momentos de “luz” no eliminan la noche, pero si, nos capacitan para atravesarla.

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