[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 7 de mayo

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Patricia del Águila

[/vc_column_text][vc_column_text]

Soy Patricia del Águila, tutora y profe de Filosofía, Psicología, Ciudadanía y Aprendizaje social y Emocional en el cole de Granada, de donde soy antigua alumna. 

Para mí este trabajo ha sido maravilloso desde el principio, pues me enamora esa cercanía con nuestros jóvenes, ese poder compartir la vida y aprender juntos, y tantos horizontes que se abren. También me considero afortunada por el equipo que formamos. 

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Juan 4, 1-12

[/vc_column_text][vc_column_text]

Si me conocierais a mí, conoceríais también al Padre. Ahora lo conocéis y lo habéis visto. 
  Le dice Felipe: 
   —Señor, enséñanos al Padre y nos basta. 
  Le responde Jesús: 
   —Tanto tiempo llevo con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre: ¿cómo pides que te enseñe al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo no las digo por mi cuenta; el Padre que está en mí realiza sus propias obras. 
  Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, creed por las mismas obras. Os lo aseguro: quien cree en mí hará las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque yo voy al Padre; No os turbéis. Creed en Dios y creed en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, os lo habría dicho, pues voy a prepararos un puesto. 
  Cuando vaya y os lo tenga preparado, volveré para llevaros conmigo, para que estéis donde yo estoy. Ya sabéis el camino para ir adonde [yo] voy. 
  Le dice Tomás: 
   —Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos conocer el camino? 
  Le dice Jesús: 
   —Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie va al Padre si no es por mí. 

[/vc_column_text][vc_single_image image=»11351″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Esta lectura me trae: 

 LA TERNURA Y LA APUESTA INCANSABLE DE DIOS POR NOSOTROS.  

Al leerla siento esa ternura de Jesús ante nuestras torpezas, y su capacidad de seguir apostando por nosotros, una vez más, otra más… No se da por vencido. Sigue intentando mostrarnos eso que no llegamos a comprender…   

Me gustaría aprender de ello. Cuántas veces se nos presentan situaciones con chavales, familias, compañeros, incluso nosotros mismos, en las que aparece alguna torpeza para comprender… Él nos pregunta. 

Preguntas, pedagógicas, respetuosas y activadoras, frente a charlas moralizantes. Preguntas que conectan a nivel personal. 

Preguntas que remueven, que parten de la historia compartida. 

Preguntas que no pretenden sancionar, sino ayudar a descubrir, abrir horizontes:  

Tanto tiempo juntos, ¿y no me conoces…?… No os turbéis. Creed en Dios y creed en mí… En la casa de mi Padre hay muchas estancias… voy a prepararos un lugar… Cuando vaya y os lo tenga preparado, volveré para llevaros conmigo, para que estéis donde yo estoy. Ya sabéis el camino para ir adonde [yo] voy.   

Y ante la nueva torpeza, una vez más, cariño, paciencia, comprensión. Ante nuestros » no sé cómo…», su » claro que sí, escúchame, yo soy el camino…».  

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido