[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 7 de julio

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Mariola López Villanueva RSCJ

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Lucas 10, 1-12.17-20

[/vc_column_text][vc_column_text]

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: <<La mies es abundante y los obreros pocos. rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en casa, decid primero: Paz a esta casa. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que hay y decid: Está cerca de vosotros el reino de Dios. Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: Hasta el polvo de vuestro pueblo , que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios. Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo>>.  Los setenta y dos volvieron muy contentos y les dijeron: : <<Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre>>. Él les contestó: <<Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones  y todo el ejército enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres  porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo>>.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

<<No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias>>. ¿Cómo traducirlo hoy?

Es una invitación a confiar en la providente solicitud de Dios: la vida nos va a dar lo que necesitamos y se lleva lo que ya ha cumplido su ciclo en nosotros. Jesús quiere enviarnos sin pesos, sin llevar de más. No ser autosuficientes por nosotros mismos es una oportunidad para aprender a recibir de otros, para crecer en receptividad; para no ser de los que dan con un poder, como el que ofrece ayuda pero no la necesita, sino entrar en ese intercambio donde unos a otros nos nutrimos y acompañamos. El Señor nos invita a adentrarnos en el viaje sin acumular, porque todo lo que retenemos nos impide acoger novedad. ¿No hemos experimentado cómo se aligera la misión cuando la compartimos? ¿Cómo se sobrellevan las contrariedades cuando las atravesamos al lado de otros y son mayores los logros que podemos celebrar juntos? Es significativo que antes de ponernos en camino nos inste a orar, nos exhorte a pedir: <<rogad al dueño de la mies>>. Sin esta cercanía amorosa al Dador de todo bien no podremos anunciar la sanadora proximidad del reino.

[/vc_column_text][vc_row_inner][vc_column_inner][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text]

SOY VUESTRO (San Alonso Rodríguez, SJ)

Señor mío, y no soy mío, sino vuestro./ Vos me habéis hecho y dado el ser que tengo. /Hacienda vuestra soy. Yo me pongo y entrego todo en vuestras manos. /Haced de mí a vuestra voluntad, que de esto me gozaré yo, / ejercitando interiormente el corazón / y voluntad para la entrega de mí mismo con alegría y contento, descansando con tranquilidad y paz/ en lo que el Señor querrá hacer en mí, /porque fidelísimo es Dios/ y tanto mayor es la fidelidad de Dios que la del hombre / cuanto mayor es la bondad de Dios que la del hombre.

Tomadme, Vos, a vuestro cargo y por hacienda vuestra y no mía. / Mi Señor, tened misericordia de mí, /porque no hallo en mí ningún remedio, sino en Vos. Apartad de mí, Señor, Todo lo que os desagrada/ y hacedme hombre según vuestro corazón.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido