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Comentario de la liturgia
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domingo 3o de mayo
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por María Novalvos
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Evangelio: San Mateo 28, 16-20
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En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
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El relato que hace Mateo de este episodio es el que conocemos como “Misión de los Discípulos”.
Este encuentro entre Jesús resucitado y los apóstoles sucede en una atmósfera de adoración pero también de incredulidad, (“se postraron, pero algunos vacilaban”) pues, aunque son testigos de la Resurrección, la duda también sobrevuela su encuentro. Y es que, como en todos los comienzos, se percibe cierto vértigo e incertidumbre.
No parece casualidad que Mateo cierre su Evangelio con este capítulo. Parece medido que este último relato contenga el principio de la nueva Iglesia.
La Iglesia de Jesús es esencialmente una comunidad misionera que se abre para anunciar su mensaje a judíos y paganos.
El camino de la nueva Iglesia se inicia con la resurrección. Su misión es tan amplia como el mundo. “Id y haced discípulos de todos los pueblos (…)”
Este carácter universal es el sello de Jesús. Una Iglesia que sale de sí misma y de sus problemas para abrirse a todos los hombres. ¿No es esto lo que nos pide a cada uno? ¿No es esto el amor al prójimo? Salir de ti para ir al otro.
Y siendo este un mensaje tan íntimo no puede faltar la promesa de un Dios que estará con nosotros cada día, hasta el fin del mundo.
A veces, como los discípulos en Galilea, nos postramos al verlo, pero vacilamos. Jesús se acerca a nosotros y lo reconocemos por la misión que nos da, la suya; y nos enseña que el Amor nunca puede ser el final de una historia sino el principio de otra mejor, la nuestra con los demás.
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