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Comentario de la liturgia

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domingo 30 de abril

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por Carmen Rosa Fz Chavarino 

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Carmen Rosa Fernández Chavarino. Me siento afortunada de pertenecer al colegio Sagrado Corazón de Granada desde hace más de veinte años como “seño” de Infantil y madre de alumnas.

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Evangelio: San Juan 10, 1-10

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Os lo aseguro: 
   —El que no entra por la puerta en el redil, sino saltando por otra parte, es ladrón y asaltante. El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca. Cuando ha sacado a todas las suyas, camina delante de ellas y ellas detrás de él, porque reconocen su voz. A un extraño no le siguen, sino que escapan de él, porque no reconocen la voz de los extraños. 
  Esta es la parábola que Jesús les propuso, pero ellos no entendieron a qué se refería. 
  Entonces, les habló otra vez: 
   —Os aseguro que Yo soy la puerta del rebaño. Todos los que vinieron [antes de mí] eran ladrones y asaltantes; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí se salvará; podrá entrar y salir y encontrar pastos. El ladrón no viene más que a robar, matar y destrozar. Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia. 

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«Yo soy la puerta de las ovejas»

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De la misma manera que ha dicho en otros momentos que es la verdad, la vida, la resurrección, hoy, en el Evangelio de este cuarto domingo de Pascua, Jesús se nos presenta utilizando dos imágenes referidas a sí mismo: Él es el pastor y Él es la puerta. 

 Jesús es el buen pastor que conoce a las ovejas. «Las llama una por una» (Jn 10,3). Para Jesús, cada uno de nosotros no somos un número. No sólo nos conoce personalmente sino que nos ama, nos lleva en su corazón a cada uno. ¿Y nosotros, también lo “conocemos así? ¿Se trata solo de un acto de fe o vamos más allá, hacia la búsqueda de su amor?  

Jesús es también la puerta. La única puerta, y esa imagen es la de la libertad, de la confianza. 

Seamos agradecidos y esforcémonos por atravesar esta puerta, que, si bien es estrecha, Él nos la abre de par en par. Y demos testimonio de que toda nuestra esperanza está puesta en Él. 

Hoy, a los seguidores de Jesús se nos pide que seamos creyentes llenos del Espíritu del Pastor Bueno, que podamos ayudar a crear el clima de acercamiento, escucha, respeto y diálogo para seguir construyendo una verdadera comunidad de amor. 

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