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Comentario de la liturgia

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domingo 3 de julio

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por Ferran Torelló

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Soy Ferran Torelló, maestro de primaria en el Colegio Sagrat Cor Diputació (Barcelona) desde hace más de 40 años. Los salesianos me contagiaron la vocación educadora, en el Sagrado Corazón la he vivido y desarrollado. 

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Evangelio: San Lucas 10, 1-12. 17-20 

[/vc_column_text][vc_column_text]Después de esto designó el Señor a otros setenta [y dos] y los envió por delante, de dos [en dos], a todas las ciudades y lugares adonde pensaba ir.

  Les decía:
   —La mies es abundante pero los braceros son pocos. Rogad al amo de la mies que envíe braceros a su mies.

  Marchad, que yo os envío como ovejas entre lobos.
  No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saludéis a nadie. Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Si hay allí gente de paz, descansará sobre ella vuestra paz. De lo contrario, tornará a vosotros. Quedaos en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; pues el trabajador tiene derecho a su sustento. No paséis de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed de lo que os sirvan. Sanad a los enfermos que haya y decidles: Ha llegado a vosotros el reinado de Dios.
  Si entráis en una ciudad y no os reciben, salid a las calles y decid: Aun el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y os lo devolvemos. Con todo, sabed que ha llegado el reinado de Dios. Os digo que aquel día la suerte de Sodoma será más llevadera que la de aquella ciudad. 

Volvieron los setenta [y dos] muy contentos y dijeron:
   —Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían.
  Les contestó:
   —Estaba viendo a Satanás caer como un rayo del cielo. Mirad, os he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y sobre toda la fuerza del enemigo, y nada os hará daño. Con todo, no os alegréis de que los espíritus se os sometan, sino de que vuestros nombres están registrados en el cielo. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

El Evangelio de hoy nos habla de la misión. Jesús nos envía a todos los cristianos a anunciar la Buena Nueva, la llegada del Reino de Dios, a todo el mundo. En el mismo evangelio de Lucas, en el capítulo anterior (Lc 9, 1-6), Jesús envía a los doce. Ahora da un paso más, es una tarea que atañe a toda la comunidad cristiana, no a unos pocos elegidos. 

Comento dos aspectos.  

  • El primero es la actitud de los enviados: sin dinero, sin poder, sin prestigio, con un estilo de vida sencillo, austero, coherente con el Evangelio, dando testimonio con su vida de la Buena Nueva, con una actitud firme. El Reino de Dios se ofrece, se propone, cada uno es libre de adherirse. 
  •  El segundo es la paz: “Paz a esta casa”. Somos enviados como portadores de paz. No hay paz sin justicia. El anuncio del Reino de Dios implica un compromiso activo con la paz y la justicia. No se trata de una paz edulcorada y bonachona. La paz del Evangelio es mucho más exigente. La Buena Noticia del Reino de Dios es rompedora, incómoda, propone una sociedad alternativa. Jesús predica y practica la paz y la justicia, opta por los pobres y los marginados, denuncia las injusticias, pone siempre en primer lugar a las personas, por delante de la ley, hasta dar su vida en la cruz. 

 Algunas cuestiones para la reflexión: 

  •  En nuestra vida cotidiana, ¿De qué manera somos testimonios de la Buena Noticia del Reino de Dios? 
  • En los ámbitos en que nos movemos, en nuestras relaciones, en el trabajo, en la familia, ¿Cómo somos constructores de paz y justicia? 

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