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Comentario de la liturgia

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domingo 29 de mayo

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por Mª José Sánchez

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Mi nombre es Mª José y soy seño de infantil del colegio Sagrado Corazón de Granada. Hablando de misiones, creo que mi misión son los niños, me encanta mi trabajo e intento mejorar cada día. 

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Evangelio: San Lucas 24, 46-53

[/vc_column_text][vc_column_text]En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 

   —Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de la muerte al tercer día; que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén.

  Vosotros sois testigos de ello. Yo os envío lo que el Padre prometió. Por eso quedaos en la ciudad hasta que desde el cielo os revistan de fuerza.

  Después los condujo [fuera,] hacia Betania y, alzando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén muy contentos. Y pasaban el tiempo en el templo bendiciendo a Dios. [/vc_column_text][vc_single_image image=»9728″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

“Una mañana donde resumió toda su misión” 

Treinta años de vida oculta; tres años de intensa predicación por los pueblos y ciudades de Israel, tres días de pasión y resurrección, cuarenta días de apariciones a sus amigos y en una sola mañana Jesús resume toda su misión. Pero, y ahora qué… Jesús sube al cielo, pero antes nos muestra sus últimas recomendaciones: 

  •  Es necesaria su pasión y resurrección.  
  • Hay que predicar la conversión y el perdón de los pecados.  
  • Tenemos que ser testigos de Jesús.
  • Es necesaria su pasión y resurrección:

Cuando explicamos a un niño pequeño, la pasión de Cristo, nace una pregunta: ¿Por qué lo hicieron sufrir tanto en la pasión, si durante su vida fue bueno y ayudó a todo el que lo necesitó? Nosotros no entendemos esa necesidad que hace que Jesús lo pasara tan mal, pero Jesús la afirma en muchas ocasiones. Aceptamos a medias esta necesidad cuando la vemos desde la alegría de la resurrección. Esta es la primera idea que quiere dejarnos muy claramente, antes de subir al cielo: Él es el Señor de la vida. Él sabe por qué y para qué suceden las cosas, y lo que más pide de nosotros es que tengamos confianza en sus planes. El niño pequeño no entiende la mayoría de las cosas que le piden sus papás; sin embargo, porque son sus papás, confía, porque sabe que lo quieren. Habrá momentos de dolor, pero siempre llegan después los momentos buenos. 

 

* Hay que predicar la conversión y el perdón de los pecados 

La vida cristiana es muy interesante. Además de creer, tenemos que hacer, vivir de acuerdo con la doctrina que el Señor nos enseñó, una doctrina centrada en amar a Dios y a los demás. Por eso, la vida cristiana es un camino de conversión, “una ascensión“ para amar más a Dios y a los demás. Y por eso también Jesús nos resumió, antes de subir al cielo, que cada día debemos convertirnos, y debemos invitar a los demás a convertirse.  Jesús con su pasión, ha ganado para nosotros el perdón de nuestros pecados y así nos resume su misión. A lo largo de esta “subida” vamos a caer muchas veces; unas pueden ser pequeños tropiezos; otras, grandes caídas; pero siempre nos podemos levantar. Cristo nos ha perdonado, por adelantado, y solo nos pide que pidamos perdón y nos levantemos, para seguir avanzando.

 

 * Tenemos que ser testigos de Jesús 
 

Jesucristo había enseñado muchas cosas a sus amigos, los discípulos, les había transmitido su doctrina predicando con sus palabras… Pero ¿qué es lo que más se grabó en su mente y en su corazón? No sus palabras sino su ejemplo, nos ama tanto y vivió de tal manera que lo mataron; que se deja crucificar. Grita en la cruz: “Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Para luego descansar en la confianza en el Padre: “en tus manos entrego mi espíritu”. Eso es lo primero y principal que difundieron: Jesús ha muerto por nosotros, ha resucitado, y nosotros somos sus testigos, damos testimonio de este gran amor.  Y ese testimonio fue el arma secreta que hizo crecer el cristianismo en medio del ambiente tan hostil de aquella época, donde los cristianos eran perseguidos ya muy desde el principio. 

 

Hoy, todo esto sigue siendo un reto. Todos los días debemos renovar nuestro deseo de “ascender” como Jesús con nuestra actitud de alegría y compromiso hacía quienes están a nuestro alrededor. Con su ascensión, Jesús volvió al Padre, nos resumió el propósito de su misión y nos pide dar testimonio de esta. ¿Podremos conseguirlo? Pongámonos manos a la obra…. 

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