[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Comentario de la liturgia

[/vc_column_text][vc_column_text]

domingo 29 de agosto

[/vc_column_text][vc_column_text]

por Tere Iribarren

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Evangelio: San Marcos 7, 1-8, 14-15, 21-23

[/vc_column_text][vc_column_text]

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»

Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.» Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»

Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Un texto más amplio en el que leemos tiene como tres resonancias:

  • El conflicto de Jesús con los fariseos y maestros de la ley y cómo se acercan a  Jesús que no se queda corto y les  contesta con un “hipócritas”
  • El evangelio pone de relieve el  peligro de engaño que pueden ser los ritos, porque tienen un inconveniente importante: son acciones legales.  Hay gente que se pasa la vida observando escrupulosamente rituales, sacramentos, y observancias que tranquilizan. 
  • Lo mejor nace del corazón, no son los ritos vacíos, sino los que están llenos de bondad, de la honradez, el servicio, la sinceridad, la unión.  Son actitudes más hondas y más profundas.

[/vc_column_text][vc_single_image image=»8885″][vc_column_text]

Al leer este evangelio repaso la situación de la pandemia.

Hemos visto gestos externos admirables, llenos de sentido y profesionalidad: todo el gremio de la salud, personas generosas, algo que levantaba el ánimo.

Y hemos observado gestos internos de tanta gente que han mostrado el cuidado, en el beso, en el abrazo, en la visita, en la acogida.

¿En qué nos ha educado la pandemia?

¿Hemos compartido con la Iglesia cercana actitudes de Buen samaritano?

Hagamos un rato de silencio, de oración, de acción de gracias.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Ir al contenido