Comentario de la liturgia
domingo 25 de septiembre
por Olaya Mayans Porras
Religiosa del Sagrado Corazón, actualmente vivo en Madrid, donde trabajo en el campo de la salud como médico de familia.
Evangelio: San Lucas 16, 19-31
Había un hombre rico, que vestía de púrpura y lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y había un pobre, llamado Lázaro, cubierto de llagas y echado a la puerta del rico. que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamerle las llagas.
Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron.
Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado.
Lo llamó y le dijo:
—Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua; pues me torturan estas llamas.
Respondió Abrahán:
—Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado. Además, entre vosotros y nosotros se abre un inmenso abismo; de modo que, aunque se quiera, no se puede atravesar desde aquí hasta vosotros ni pasar desde allí hasta nosotros.
Insistió el rico:
—Entonces, por favor, envíalo a casa de mi padre, donde tengo cinco hermanos; que los amoneste para que no vengan a parar también ellos a este lugar de tormentos.
Le dice Abrahán:
—Tienen a Moisés y los profetas: que los escuchen.
Respondió:
—No, padre Abrahán; si un muerto los visita, se arrepentirán.
Le dijo:
—Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque un muerto resucite, no le harán caso.
Quizá nos pase, ante el evangelio de este domingo, que nos quedemos más sobrecogidos por la radicalidad del relato que cogidos por su llamada a vivir más humanamente. Recurriendo al contraste como recurso propio de la mentalidad judía, Jesús pone en valor a un pobre llamado Lázaro frente a un rico -ricachón-, del que ni siquiera dice el nombre.
Es fuerte el contraste entre la distancia que separa a ambos personajes en vida -el pobre echado a la puerta del rico- y la posterior lejanía entre ellos -“un inmenso abismo”-. En realidad, la distancia la marca el corazón y ese abismo se abre cada vez que nos situamos de forma indolente ante el dolor de otros, pudiendo aliviarlo. Jesús no nos pide ser héroes pero sí solidarios, sensibles a la realidad, ¡más humanos!

2 Comentarios
Maria Soledad Soler septiembre 24, 2022
Me gusta tu comentario Olaya, muchas gracias!
Kenny septiembre 25, 2022
La distancia la marca el corazón. Así es !! Gracias Olayeta. Alegría de » verte «
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