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Comentario de la liturgia

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domingo 20 de junio

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por Mª José Pindado

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Evangelio: San Marcos 4, 35-40

[/vc_column_text][vc_column_text]Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»[/vc_column_text][vc_single_image image=»8737″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]En el evangelio de hoy, acompañamos el final de un día de la vida de Jesús en Galilea. Se retira a la otra orilla, se despide de la gente…

Los discípulos le recogen tal como estaba. ¿Cómo estaría? ¿Agotado?, ¿contento? ¿Cómo se sentiría después de haber llevado el mensaje del Reino a la gente? Reposando lo vivido, descansa confiado.

Algunos le acompañan, le siguen en sus barcas. Y como tantas veces, en el Mar de su Galilea, se levanta una tormenta. El mar en calma les habría dado la oportunidad de descansar, de saborear lo vivido… pero la tormenta les inquieta e incómoda.

¿Cómo puede dormir con la que nos está cayendo?

Los discípulos que viven con él, que se sienten sus seguidores, que le escuchan cada día, sienten que no está bregando con ellos en la tormenta. No se contagian de su confianza. Le juzgan, no le importa lo que nos pase…

Jesús está con ellos en la barca, pero a su modo, que no es el nuestro. Está en paz, con esa capacidad de confiar que tanto llama la atención de los que le rodean.

Y de repente el asombro y el Espíritu los lleva a reconocerle como Dios. Y se dan cuenta en ese momento de calma que no son ellos los héroes de su historia, que son cobardes, que no se fían. Que no han entendido nada.

Y hoy Jesús nos hace una pregunta, ¿aún no tenéis fe?

No imaginamos lo que sería nuestra vida sin fe, sin preguntas, sin dudas, sin el sentido que da a la vida el evangelio. Sabemos que, al otro lado de nuestras tormentas, de nuestro silencio, de nuestra oración, en nuestra Galilea, a nuestro lado está Dios.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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