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Comentario de la liturgia

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domingo 2 de octubre

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por Alba Romero

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Soy Alba Romero. Nací en Barcelona y allí he vivido hasta ahora, que acabo de mudarme a Bilbao para empezar mi tiempo como candidata RSCJ en la comunidad de Rekalde. 

Me apasionan la naturaleza y la música y, últimamente, vivo admirada por el poder transformador del Amor que nos sostiene incondicionalmente, sobre todo cuando se concreta en la interrelación con otros y otras.  

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Evangelio: San Lucas 17, 5-10

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Los apóstoles dijeron al Señor: 
   —Auméntanos la fe. 
  El Señor dijo: 
   —Si tuvierais fe como una semilla de mostaza, diríais a [esta] morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería. 
 
  Si uno de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando, cuando éste vuelva del campo, ¿le dirá, acaso, que pase enseguida y se ponga a la mesa? No le dirá, más bien: prepárame de comer, cíñete y sírveme mientras como y bebo, después comerás y beberás tú. ¿Tendrá que agradecer al siervo que haga lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho cuanto os han mandado, decid: Somos siervos inútiles, sólo hemos cumplido nuestro deber. 

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El Evangelio de hoy es otro de esos Evangelios densos. Empieza con una petición de los apóstoles a Jesús: “auméntanos la fe”, como respuesta a la enseñanza que Jesús ha expuesto justo antes (Lc 17,1-4) hablando del perdón al prójimo. Auméntanos la fe porque ante una ofensa, en nuestra humanidad limitada, lo primero que sale es nuestro ego y, casi nunca, el reflejo de tu Amor… si fuera por nuestras fuerzas no podríamos ni querríamos perdonar al prójimo todas las veces que se arrepiente. Pero si creemos en ti y nos identificamos contigo y con tu palabra hasta que ésta nos llene el corazón, será posible… como haces posible tantas cosas que en nuestra terquedad parecen inalcanzables. 

Y ante esa petición Jesús contesta con una metáfora muy sugerente: sólo con un poco de fe, tan poca como la medida de un grano de mostaza, bastaría para que nuestro corazón se abriera y se transformase, aún cuando pareciera tan imposible como decirle a una morera que se arrancara de cuajo y se plantara en el mar y lo hiciese. Una vez más, la lógica de Dios no es la nuestra; nosotros creemos siempre que nos falta algo, que todavía necesitamos un poco más de muchas cosas para poder contestar a la llamada que Jesús nos hace a cada uno/a. Pero hoy se nos recuerda que basta con lo que somos para responder y dar fruto, el centro de la llamada no es nuestra pequeñez, sino la posibilidad de Vida que Dios ha puesto en cada persona.   

Y creo que a esto es a lo que Jesús se refiere con “cumplir con nuestro deber” al final del texto de hoy. Lo único que se nos pide es decir “sí” para que el camino se ensanche de formas que no hemos previsto ni imaginado, para dar fruto abundante… disponernos para que la posibilidad de la Palabra se haga en nosotros Vida.  

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