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Comentario de la liturgia

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domingo 16 de enero

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por Manu García de la Rasilla

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 “Manu pertenece a la Comunidad rscj que desea VIVIR, COMPARTIR Y ACOMPAÑAR la fe en Jesús, desde la ANIMACIÓN de la VIDA DE LA PARROQUIA, en esta realidad que hoy se presenta como “LA ESPAÑA VACIADA”, en concreto en Extremadura 

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Evangelio: San Juan 2, 1-11

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Al tercer día se celebraba una boda en Caná de Galilea; allí estaba la madre de Jesús. También Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dice: 
   —No tienen vino. 
  Le responde Jesús: 
   —¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora. 
  La madre dice a los que servían: 
   —Haced lo que os diga. 
  Había allí seis tinajas de piedra para las abluciones de los judíos, con una capacidad de setenta a cien litros cada una. 
  Jesús les dice: 
   —Llenad de agua las tinajas. 
   Las llenaron hasta el borde. 
  Les dice: 
   —Ahora sacad un poco y llevádselo al maestresala. 
   Se lo llevaron. 
  Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde procedía, aunque los sirvientes que habían sacado el agua lo sabían, se dirige al novio y le dice: 
   —Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor. Tú, en cambio, has guardado hasta ahora el vino mejor. 
  En Caná de Galilea hizo Jesús esta primera señal, manifestó su gloria y creyeron en él los discípulos. 

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Juan dice que Jesús hizo ahí el primer signo, señal. No dice “milagro”, sino “señal, signo” ¿En dónde? En una boda, en una fiesta de boda, máxima expresión de amor y alegría humana. ¿Con qué lo hace? Con el vino y sin que se note que actúa ni llamar la atención de la gente, para que la fiesta no decaiga ni se cambie el centro de atención. 

Jesús no habla, solo actúa y transforma el signo antiguo, caduco, en el mejor vino. Empieza sus signos de manera que la alegría y la fiesta de amor no decaiga: esa es la eficacia de su presencia: el agua de lo antiguo guardada en tinajas de piedra (duro, frío) la transforma en vino: alegría, amor… 

Nos llama a actualizar, a descubrir, los signos de su presencia hoy. 

No nos olvidemos que María también estaba allí, discreta, pero atenta a lo que necesitamos. Acude a Jesús para que sea Él quien actúe: seguro que nos ayudará a encontrarlo (porque Él es el importante), a saber, estar y acompañar en la familia, la comunidad, en el pueblo, en el trabajo, en los grupos eclesiales, en cada uno… 

La lectura de 1Cor 12,4-11 me resuena en esta misma dirección: poniendo cada uno sus dones y posibilidades para lograr un proyecto común, al servicio de todos, de la comunidad, como hizo Jesús: con el agua de cada uno Jesús logrará el vino de su presencia. 

¡¡¡Qué feliz semana vamos a pasar con su presencia y nuestra responsabilidad!!! 

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