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Comentario de la liturgia

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domingo 14 de noviembre

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por Josep M Llull

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Evangelio: San Marcos 13, 24-32

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En aquellos días, después de esa tribulación el sol se oscurecerá, la luna no irradiará su resplandor, las estrellas caerán del cielo y los ejércitos celestes temblarán. Entonces verán llegar al Hijo del Hombre entre nubes, con gran poder y gloria. 
  Y enviará a los ángeles para reunir a [sus] elegidos desde los cuatros vientos, de un extremo de la tierra a un extremo del cielo. 
 
  Aprended del ejemplo de la higuera: cuando las ramas se ablandan y brotan las hojas, sabéis que está cerca la primavera. Lo mismo vosotros, cuando veáis suceder aquello, sabed que el fin está cerca, a las puertas. Os aseguro que no pasará esta generación antes de que suceda todo eso. 
  Cielo y tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. 
 
  En cuanto al día y la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles en el cielo, ni el hijo; sólo los conoce el Padre. 

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En medido de las tribulaciones esperanza, aunque no sepamos cómo se producirá, la actitud y predisposición sí que la conocemos

Esta visión apocalíptica del final de los tiempos con la llegada del hijo del hombre nos deja sorprendidos. Acaba un ciclo, el próximo Domingo celebraremos la fiesta de Cristo Rey, el Cristo vencedor de todo mal, y recomenzaremos con el adviento nuestro ciclo anual. 

Después de los malos tiempos vendrá la redención. Parece como una llamada a la esperanza en medio de los males presentes. Es un aviso a navegantes, esto no es un camino de rosas sino de compromiso y de asumir el sufrimiento inherente a nuestra vida humana.  

Aprended del ejemplo de la higuera, leed los signos de los tiempos para interpretar el mensaje del Padre. No pasará esta generación antes de que suceda todo eso.  

Seguramente los cristianos de los primeros momentos tenían fe en la venida de Dios Padre en toda su gloria para acabar de una vez con el mal en el mundo. Hoy 2000 años más tarde seguimos esperando esa redención maravillosa en medio de un mundo atravesado por violencia, pero olvidamos y no vemos el mensaje de Jesús: El Reino está ya entre vosotros. Dejad espacio al Reino en vuestras vidas y la redención estará con vosotros.  

El Reino es esa realidad que podemos vivir ya ahora cuando estamos en sintonía con el plan de Dios para su Creación, plan que comporta el compartir y vivir todos juntos al Servicio de los demás, situando la Vida en medio. En este mundo tan individualista, tan ciego y que causa tanto daño en nuestro empeño de salvarnos a nosotros mismos, solos, individualmente, los cristianos hemos de ser testimonios como Jesús de la felicidad y realidad del Reino entre nosotros, de esa venida, presencia, de ese Dios que nos ha dado la vida para que compartamos su vida, compartiendo su creación. 

No sabemos el día ni la hora, porque  cada día y cada hora es el día y la hora para reconocer y vivir como hijos del mismo Padre y vivir testimoniando en nuestro mundo la fraternidad de Hijos de un mismo Padre. 

Jesús pone en cada uno de nosotros el don de la esperanza. No es importante conocer el momento, el día o la fecha: sino saber que está todo en manos de Dios porque ya lo hemos experimentado en nuestras vidas y por eso le seguimos. 

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