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Comentario de la liturgia

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domingo 14 de julio

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por Mariola López Villanueva RSCJ

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Evangelio: San Lucas 10, 25-37

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En aquel tiempo, se presentó un escriba y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:<<Maestro, ¿qué tengo que hacer par heredar la vida eterna?>>. Él le dijo: <<¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?>>. El escriba contestó: <<Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo>>. Él le dijo: <<Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida>>. Pero el escriba, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: <<¿Y quién es mi prójimo?>>. Jesús dijo: <<Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad un sacerdote bajaba por aquel camino, y al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó los denarios y dándoselo al posadero le dijo: Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.  ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?>>. El escriba contestó: <<El que practicó  la misericordia con él>>. Díjole Jesús: <<Anda, haz tú lo mismo>>.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Lo que el escriba pide a Jesús no es una definición del concepto de prójimo, sino que le diga dónde se encuentran los límites del deber de amar.

¿Cuándo hemos cumplido y nos podemos quedar tranquilos? En la historia no se nos dice quién es el hombre malherido; los que pasan a su lado no pueden saber a qué clase, lugar o religión pertenece. Paradójicamente, los funcionarios religiosos miran, pero no quieren ver: ni se implican ni se complican. Hasta que aparece un tercero, que no es un buen israelita sino un samaritano, despreciado por los judíos. Y he aquí que, ante la actitud  de indiferencia de los expertos en Dios, son siete las acciones bien concretas que él realiza y que implican toda su corporalidad. Ha hecho todo lo que hay que hacer, sin ahorrarse nada. Al final se marcha con la responsabilidad de la compasión: <<Cuida de él… y te lo pagaré >> ¿Quién ejerció el amor y se hizo prójimo? Aquel de quien no se esperaba nada practicó un cuidado incondicional. ¿No es ese el mayor reto de nuestra vida espiritual, pasar de las ideas y la mirada a las manos y a los gestos concretos?

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LA OVEJA PERDIDA (SAN AMBROSIO)

Ven, Jesús, a buscarme, busca a la oveja perdida. Ven, pastor. Deja las noventa y nueve y busca la que se ha perdido. Ven hacia mí. Estoy lejos.  Me amenaza la batida de los lobos. Búscame, encuéntrame, acógeme, llévame. Puedes encontrar al que buscas, tomarlo en brazos y llevarlo. Ven y llévame sobre tus huellas. Ven Tú mismo. Habrá liberación en la tierra y alegría en el cielo.

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