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Comentario de la liturgia

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domingo 12 de noviembre

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por Manu Andueza Soteras

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Natural de Pamplona, afincado desde haces años en Sant Feliu de Llobregat. Padre de familia, con dos grandes vocaciones: la educación y la teología. Miembro de Cristianismo y Justicia. Ha colaborado y colabora activamente con diferentes entidades sociales. Vive y expresa su fe en una pequeña comunidad laical desde hace más de 15 años. 

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Evangelio: San Mateo 25, 1-13

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Entonces el reinado de Dios será como diez muchachas que salieron con sus candiles a recibir al novio. Cinco eran necias y cinco prudentes. Las necias tomaron sus candiles pero no llevaron aceite. Las prudentes llevaban frascos de aceite con sus candiles. Como el novio tardaba, les entró el sueño y se durmieron. 
  A media noche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio, salid a recibirlo! Todas las muchachas se despertaron y se pusieron a preparar sus candiles. 
  Las necias pidieron a las prudentes: Dadnos algo de vuestro aceite porque se nos apagan los candiles. Contestaron las prudentes: A ver si no basta para todas; es mejor que vayáis a comprarlo a la tienda. 
  Mientras iban a comprarlo, llegó el novio. Las que estaban preparadas entraron con él en la sala de bodas y la puerta se cerró. Más tarde llegaron las otras muchachas diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Él respondió: Os aseguro que no os conozco. 
  Por tanto, vigilad, porque no conocéis ni el día ni la hora. 

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Nos encontramos ante una parábola. Las parábolas consisten en un tipo de narración en el que los oyentes son invitados a entrar, a participar, experimentar ante retos que invitan a revisar la imagen de Dios y del mundo. Se trata de un tipo de texto que en ocasiones utilizamos sobre todo para niños, pero que fueron pensados para adultos. Lo que pretenden es generar un pensamiento activo.  

De hecho, podríamos decir que las parábolas esconcen algún aspecto que sorprende, que extraña, que cuestiona para luego indicar algo acerca de Dios, el mundo o la relación entre ambos.  

Esta parábola de Mateo, ha sigo configurada por la comunidad, siguiendo un esquema típico en el evangelista. No es por lo tanto una de las consideradas parábolas históricas de Jesús. A Mateo le gusta exagerar, y poner de relieve dos posturas, la correcta y la equivocada.  Eso es lo que tenemos aquí.  

Se trata de una escena de la vida real. Una fiesta, una celebración. Que el novio se retrase es normal, ya que la antes de que el novio vaya a casa de la novia para recogerla, debe reunirse con los familiares para pactar el regalo de boda. Por lo tanto, hasta aquí todo normal. Como eso es sabido, lo que no es normal, lo que extraña, lo sorprendente es que algunas de las muchachas no prevean dicho retraso y que eso les haga quedarse fuera de la fiesta. 

La parábola que, inicialmente, habla del Reino de Dios, compara este con una fiesta, con una de las fiestas más hermosas, alegres y festivas. En el novio vemos la figura de Jesús. Y en las jóvenes muchachas se nos pregunta por nuestra actitud ante su venida y el Reino. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Estamos preparados? Puede llegar en cualquier momento, «en medio de la noche», en el lugar menos esperado. Por eso se nos invita a estar siempre alerta.  

Mateo nos invita a despertar de la apatía, de la monotonía y, de esta manera, supera la rutina de nuestra existencia. Cada día es un regalo para en encuentro con el Señor. 

Para Mateo, a lo largo de su evangelio, estar preparado quiere decir escuchar y poner en práctica las palabras de Jesús. Y esto nos conduce al mandamiento del amor. La certeza de la llegada del reino, saber que Jesús nos sale al encuentro en la vida, nos tiene que impulsar a estar atentos como las muchachas prudentes. Esto supone vivir desde un compromiso activo, que no es otra cosa que poner en práctica las enseñanzas de Jesús.  

Este texto, junto con la parábola siguiente, son el preludio del juicio final. Nos recuerda, nos preparan para saber dónde y cómo acoger a ese Cristo que se nos hace presente en el rostro de los excluidos, de los abandonados, del que no tienen voz.  

Que la luz de los candiles nos ayude, no solo a estar preparados, sino también a iluminar el camino para saber dónde mirar para amar y servir mejor.  

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