Hola, soy Alejandra, nacida en Bolivia, y radico en España desde hace 11 años. Soy médico del deporte de profesión, y apasionada por la espiritualidad del Corazón de Jesús
Mc 16, 15-20
Id por todo el mundo
Y les dijo:
—Id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad. Quien crea y se bautice se salvará; quien no crea se condenará. A los creyentes acompañarán estas señales: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, agarrarán serpientes; si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se sanarán.
El Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba la Palabra con las señales que la acompañaban.
Estos seis versículos son las palabras con las que Marcos cierra la narración de su Evangelio, y esto ya nos da una pista de la importancia que tienen. Creo que no son solo una síntesis o la condensación de su mensaje, sino la “síntesis de una experiencia”, desde una mirada pascual, de aquellos que se encontraron, vieron, escucharon y (algunos) convivieron con Jesús y fueron también testigos de su muerte. El modo de mirar y de tocar de Jesús, sus palabras, gestos y actitudes, sus posicionamientos ante la realidad y frente a sus opositores que fueron siempre a favor de la persona, sobre todo las más vulnerables y dolientes, tuvieron un impacto muy fuerte entre sus discípulos y los que le seguían, un impacto que sigue teniendo réplicas hasta nuestros días.
La vida y muerte de Jesús fue un llamado, y es un llamado a no quedarnos paralizados o encerrados por los miedos, sino a dejarnos tocar por su Palabra y salir hacia la vida… “Id por todo el mundo… a toda la humanidad”, sin hacer acepción de personas y rompiendo brechas y esquemas socio-políticos, culturales y religiosos, como él lo hizo. Los envió, y nos envía, con la misión concreta de “proclamar la Buena Noticia” que hemos recibido en forma de liberación, sanación, reconciliación, de que se nos reconoce la dignidad y el valor; con la sola ‘condición’ de creer y con la promesa de su asistencia y compañía.
En este día que celebramos la Ascensión de Jesús al cielo como expresión y reconocimiento de su divinidad en su profunda humanidad: ¿Cuál es la Buena Noticia que Jesús nos envía a anunciar hoy? ¿A quiénes nos envía?… Ojalá de aquí a unos años también puedan decir de los que hoy somos aprendices en el seguimiento de Jesús: “salieron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba la Palabra con las señales que la acompañaban”.
Muy bonito y profundo, Alejandra