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Comentario de la liturgia

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domingo 12 de diciembre

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por Ana Mª Menéndez Fernández, profesora de Secundaria en el colegio Sagrado Corazón de Pamplona de la FESB

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Evangelio: San Lucas 3, 10-18

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En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«¿Entonces, qué debemos hacer?»
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacemos nosotros?»
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros, ¿qué debemos hacer nosotros?»
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

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En este fragmento del evangelio vemos que el pueblo está inquieto, expectante. Preguntan a Juan qué deben hacer, pero sus respuestas no son suficientes. Cada cual debe hacer el bien, a su medida, en su entorno, según le toca, pero eso no calma el corazón. El comportamiento integro es necesario pero no suficiente, la generosidad, la justicia y la paz no bastan. Más allá está el deseo, ese “algo” (“¿Alguien?”) más que los revuelve por dentro, que los impulsa a la búsqueda, a la pregunta: ¿eres tú el Mesías que ha de venir?

El evangelio de hoy nos invita a las preguntas, pero no a cualquier pregunta, no solo las preguntas funcionales sobre qué hacer. Podemos preguntarnos: ¿Cómo está mi corazón? ¿Está en espera, en búsqueda? ¿Soy consciente de los deseos hondos de mi corazón? ¿Hay sitio para Alguien en mí? Es Adviento, tiempo en que la naturaleza se ralentiza y descansa, tiempo de frío y poca luz, tiempo de abrirse por dentro al más de Dios, que puede estar presente en nuestra vida o como semilla dormida en lo profundo. ¿Cómo ando de esperanza?

Juan anuncia la Buena Noticia: viene el Mesías, Él trae Espíritu Santo y fuego que arrasa por dentro. Juan bautiza con agua, purifica y limpia. Jesús abrasa, transforma, separa lo útil de lo inútil.

Señor Jesús, trae tu Espíritu a nuestros corazones, quema lo que tenga que arder y transforma lo que tenga que ser cambiado, contágianos de tu vida para que vivamos con pasión y esperanza tu venida, tu presencia.

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