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Comentario de la liturgia

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domingo 1 de septiembre

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por Mariola López Villanueva RSCJ

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Evangelio: San Lucas 14, 1.7 -14

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Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: <<Cuando te conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te diga: Cédele el puesto a este. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado y todo el que se humilla será enlatecido>>. Y dijo al que lo había invitado: <<Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos>>.

[/vc_column_text][vc_column_text]EVANGELIO DIARIO 2019 – Edit Mensajero – Librería Claret[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Jesús es un maestro contador de parábolas. Siempre deja al oyente la posibilidad de situarse dentro de ellas, y de sentirse directamente interpelado. Hay una palabra que no aparece pero que está en el trasfondo de esta historia, dándole color: la inmensa gratuidad de Dios. ¿Cómo de gratuitos somos nosotros en nuestra vida? Detrás de nuestras acciones y palabras ¿no buscamos, la mayoría de las veces, algún interés, alguna ganancia, aunque sea emocional?

La pedagogía ignaciana nos alerta sobre la intención que nos mueve en nuestras acciones y operaciones, para poder sanarla y ordenarla en la dirección del reino. Nuestra tendencia, aun en las cosas buenas, es buscar los puestos <<que lucen>>; Jesús nos enseña a valorar lugares más escondidos e irrelevantes, que nos sitúan codo a codo junto a los demás, al lado de los que menos tienen, pueden y saben. Un banquete generoso nos está ofreciendo a todos y es gratuito. Solo hay una condición: el Anfitrión no quiere que se quede fuera ninguna de sus criaturas más pequeñas. [/vc_column_text][vc_row_inner][vc_column_inner][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text]

La santidad no consiste en tal o cual ejercicio virtuoso, sino en una disposición del corazón que nos hace humildes y niños en brazos de Dios, conscientes de nuestra flaqueza y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre. SANTA TERESA DE LISIEUX

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