Entrevista sobre «Mujeres ignacianas. Escritos esenciales»

Mujeres ignacianas escritos esenciales

Se ha publicado recientemente la obra “Mujeres ignacianas. Escritos esenciales” que recoge una selección de textos de mujeres que fundaron congregaciones de inspiración ignaciana en España o con vínculo con España. Uno de los capítulos está dedicado a Magdalena Sofía Barat y ha sido elaborado por M. Luz Galván, Rosa Carbonell y Miyako Namikawa, religiosas del Sagrado Corazón. 

Les hemos pedido un acercamiento a su labor en el libro, y a las referencias más ignacianas de Sofía. 

¿Cuál es el objetivo de este libro?

El objetivo de este libro está muy bien presentado en el prólogo: “se ha querido presentar el patrimonio de la espiritualidad ignaciana  vivida y formulada por mujeres, tamizada por el “genio femenino”, que ha dejado en ella su impronta.” Recoge y transmite “vivencias de unas mujeres, que, inspiradas por Dios, ofrecieron a la Iglesia nuevos carismas de consagración y misión apostólica.” No es un libro doctrinal sino un libro que “da la palabra” a estas mujeres, permitiéndoles dar testimonio de lo que habita y fecunda sus vidas .

Es muy interesante leerlo y dejar que sus palabras vivas, susciten en nosotros la admiración por la multiforme sabiduría de Dios, la admirable fecundidad del carisma ignaciano, y nos hagan agradecer redescubrir y consolidar nuestra propia experiencia espiritual. 

¿Cuál ha sido tu tarea en él?

Hace cinco años, José García de Castro SJ me invitó a formar parte del equipo para preparar un libro que recogiese los escritos esenciales de mujeres que habían vivido hondamente la espiritualidad ignaciana, y que llegaron a fundar congregaciones femeninas. Un libro que diera voz, en directo, a estas mujeres a través de sus escritos. Junto con Nurya Martínez-Gayol ACJ, nos embarcamos en este proyecto. 

Primero seleccionamos las congregaciones. Contactamos con institutos o congregaciones fundados por religiosas españolas, o con aquellos que, habiendo sido fundados en otros países, mantuvieron en España una presencia significativa. 

Y así, ofrecemos en este libro una fuente de textos seleccionados: empezamos con escritos de un grupo incipiente de mujeres de la época de san Ignacio que vivían su espiritualidad, y luego de mujeres fundadoras de diecinueve congregaciones. 

Trabajamos en equipo, y crecía en nosotros el deseo y la necesidad de conocer y ofrecer la riqueza de las diversas experiencias personales-espirituales, así como las líneas principales del carisma que fluían de estas experiencias. No pretendíamos desarrollar una historia de la vida religiosa femenina, ni comentar sobre la espiritualidad o teología de la vida religiosa femenina ignaciana. Deseábamos dejar hablar a sus mismos textos sin ningún intermediario y poder escucharles lo más directamente posible.

Fue muy positiva la colaboración de las congregaciones a la hora de recopilar los escritos, y creo que a medida que avanzábamos en el proyecto nos dábamos más cuenta y agradecíamos que estamos muy unidas de raíz. 

Estas « mujeres ignacianas » son, realmente, testigos de una presencia del Espíritu muy personal y a la vez universal, en el sentido de que reflejan y transmiten creativamente una gran variedad de perspectivas de tiempo y de lugar como fruto del profundo deseo de responder a la llamada de seguir a Jesús, para mayor gloria de Dios.

En Madrid, nos alegramos de poder presentar el libro el jueves 30 de marzo, a las 19:00h en la Residencia María Inmaculada; Fuencarral, 97. 

¿Crees que las mujeres aportan algo específico y nuevo a la espiritualidad ignaciana?

El otro día, escuchando una entrevista a Pérez Reverte decía él que las mujeres aportamos  perspicacia” a la vida y a las relaciones, lo que la RAE entiende como penetración de ingenio y entendimiento”… Es decir, una manera de captar lo quizá apenas visible. También, como dice Elías Royón en el prólogo, el genio femenino”, que yo interpreto como las gafas a través de las que miramos la realidad… Creo que aportamos también un plus de sensibilidad que puede matizar la excesiva – para algunos–  racionalidad de lo ignaciano, y una especial intuición a la hora de discernir los espíritus en los procesos de discernimiento. Y finalmente, yo diría que aportamos paciencia, porque sabemos por experiencia que todo lo que nace se gesta lentamente… Finalmente, no se nos olvide que 

Entre las primeras personas con las que Ignacio compartió los Ejercicios había mujeres […] Según cabe presumir, recibió “sugerencias” de aquellas mujeres, que le ayudaron a formular las anotaciones y directrices. No es ninguna exageración considerar que parte de la profundidad psicológica que muestran las directrices de Ignacio puede haber sido espigada de estas relaciones que fueron lo suficientemente importantes como para referirlas en los recuerdos que compartió con Cámara.

¿Qué destacarías del capítulo dedicado a Sofía Barat?

Al leer el capítulo de Sofía en el conjunto de mujeres ignacianas, destacaría algunos acentos muy personales.

Esta exclamación de Sofía resume el deseo de su corazón y es clave en su vida: 

« si me fuese dado vivir de nuevo sería para ya no obedecer sino al espíritu santo y para no actuar sino por el Espíritu! » ( A Adrienne Michel 4 junio 1811)

Sofía quiere vivir actuar y sentir movida por el impulso del Espíritu; de ahí se desprenden algunas características: 

  • El Corazón de Jesús es para ella Centro y Modelo, Libro abierto, Fuente inagotable.
  • Es una mujer verdaderamente humilde. En todas sus comunicaciones insiste en la virtud de la humildad porque ha comprendido que, solo en los humildes, Dios se da a conocer y realiza su obra. En sus escritos desaparece casi por completo su trayectoria personal, para dejar paso a lo que el Espíritu Santo le inspira para sus correspondentes, o en sus conferencias, para sus hermanas.
  • Es una mujer destacable por su sabiduría. Es notoria su capacidad de entrar en relación con los otros, ponerse al alcance de sus necesidades espirituales o materiales. Sus palabras brotan espontáneamente en ella, de una honda experiencia espiritual. Y se muestra a la vez muy sencillamente humana y natural. La insistencia de Sofía en la oración y la vida interior han configurado su propia experiencia de fe y ha sido un tesoro transmitido a la Congregación y alimentado a través del tiempo.
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