1 – ¿Qué crees que buscan las personas y grupos que acuden a la casa? 

Efectivamente los motivos son muy variados, en general lo primero que buscan es un lugar donde encontrar paz y silencio para encontrarse con ellos mismos, con Dios o con el grupo. Otros buscan poder rezar en contacto con la naturaleza, poder retirarse a un lugar lejos de los múltiples ruidos de la ciudad. 

2 – ¿Qué espacios de la casa o del entorno aprecian más para vivir el silencio y la escucha? 

El entorno ofrece la posibilidad de encontrar esa paz que muchos buscan, la casa está situada a las afueras del pueblo de Miraflores y cuenta con posibilidades de hacer rutas en medio de la naturaleza, sorprende que en medio del silencio, que frecuentemente se escucha, se pueden oír los pájaros, el viento que muy a menudo sopla con intensidad y hace caer piñas de los árboles, el ruido del agua del río cercano… 

Dentro de la casa ofrecemos un oratorio íntimo y una capilla con increíbles vistas. Para aquellos que prefieren el aire libre pueden escoger el jardín o diferentes rincones para perderse entre rocas, árboles… 

3 – ¿Cómo puede la casa ayudar a ese encuentro personal, con el propio interior, con Dios? 

Intentamos ofrecer un clima de silencio, respetando los intereses de cada persona o grupo que acogemos y facilitando, en la medida de lo posible, su estancia para que se puedan dedicar a sí mismos.  

4 – ¿Cómo crees que nuestro carisma de «descubrir y manifestar el amor de Dios» está reflejado en el servicio que ofrece la casa? 

Para los que trabajamos en la casa es prioritario que sea un lugar de encuentro, en el que se sientan como en su propia casa, un lugar sencillo en el que la limpieza es impecable, la cocina exquisita y el entorno está cuidado con mimo. Nuestra acogida quiere ser cálida y empática desde el momento en el que llegan, facilitando que su estancia sea lo más agradable posible.

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