Entrevista a Isabelle Lagneau. Primera parte

¿Qué experiencia has tenido del Capítulo especial que acabamos de celebrar? 

A lo largo de todo el Capítulo he sentido que estábamos muy atentas unas a otras, a lo que cada una expresaba. Esta experiencia tan nueva de comunicarnos a través de Internet, nos ha aproximado unas a otras, ya que para todas era algo nuevo. Hemos sido conscientes de la complejidad de las cuestiones abordadas. Sabíamos que ninguna de nosotras tenía una solución milagrosa. Esto nos ha hecho humildes y prudentes. Me sorprendió el consenso de fondo que brotó enseguida y que se ha visto confirmado a lo largo de estos días. Queríamos que el Capítulo llevara a cabo el motivo por el que se reunía, y nos pusimos pronto de acuerdo en el modo de organizarnos adecuadamente, para servir mejor a nuestra misión de integrar los ejes apostólicos esenciales.He recibido las decisiones y recomendaciones del Capítulo como la expresión de un realismo modesto, lo mismo que todo lo que ha sido el Capítulo. Me parece que estos días, sobre todo, han hecho de nosotras « un solo cuerpo » en el sentido de que, en estos tiempos de precariedad  y fragilidad, estamos llamadas a sostenernos aún más unas a otras, a contar las unas con las otras y con una enorme cantidad de amigos y colaboradores; aceptar que nosotras solas no podemos hacer nada. 

¿En qué crees que se ha notado la presencia de más rscj jóvenes en este Capítulo? 

No he sentido que las más jóvenes ocuparan un sitio aparte durante el Capítulo. Las he visto plenamente participantes como capitulares. Han tenido la iniciativa de reunirse entre ellas y nos han transmitido el fruto de su reflexión al conjunto del Capítulo. Se han afirmado en su deseo de servir a la Sociedad y de formarse para participar en el liderazgo. El tema de la necesidad de formación para las jóvenes y para todas las rscj, ha aparecido una y otra vez como necesidad esencial para poner por obra las decisiones del Capítulo. Las más jóvenes nos han interpelado fuertemente en este punto y han insistido en el tema de la formación para que se organice bien a todos los niveles, sin esperar más.  

 Desde tu experiencia, ¿en qué se ha enriquecido el Cor Unum con el desarrollo de la comunicación virtual? 

 A lo mejor, lo primero que me viene a la mente es la alegría. La alegría de sentirnos de golpe intercambiando voces de unas y otras, la alegría de volver a ver rostros de hermanas con quienes nos hemos cruzado a lo largo de nuestra vida,  la alegría de poder hablarnos, de reconocernos. Esta alegría es una expresión de nuestro Cor Unum. Espero profundamente que, poco a poco y gracias a Internet, experimentemos la amistad que traspasa fronteras. Y esto no solo en los grandes encuentros como los que hemos tenido durante la Covid, sino también en encuentros más personales, de hermana a hermana o en pequeños grupos. Espero que Internet nos permitirá conversar verdaderamente unas con otras de modo más profundo, más íntimo. Quizás Internet nos hará descubrir el regalo de las conversaciones espirituales entre amigas…Espero que vamos a reencontrar el regalo de los encuentros virtuales, escribirnos (sin correos, ni sellos ni papel, y que podamos utilizar el traductor automático), y porqué no, organizar pequeños grupos de lectura de libros, reflexión, oración, de compartir… Nuestro Cor Unum es tan fuerte, que tendríamos que volvernos muy creativas y comunicadoras a través de Internet. 

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