EN CLAVE RSCJ | «2020 ¿Perdido o ganado?» por Ma Asun Fernández

Este tiempo de Pascua, de alegría gozosa de la resurrección, os ofrecemos una serie de comentarios escritos por Religiosas del Sagrado Corazón (RSCJ) a partir de una palabra clave que surge de la experiencia de confinamiento. Con ellos, queremos compartir una mirada propia sobre este momento de nuestro mundo, y sobre la nueva realidad en la que nos vamos a mover. 

Siento que en medio del dolor, el desconcierto, los temores y frustraciones, de lo insólito de lo que estamos viviendo, de esta crisis humanitaria, social y económica a nivel global, emergen aprendizajes…

Estamos teniendo la posibilidad de hacer más SILENCIO, de vivir a otro ritmo, de ensayar la vida de otra manera. Tiempo de tocar el Misterio, el de Dios y el del ser humano. Tiempo de confiar, de ofrecer, agradecer, adorar… Posibilidad de distinguir más nítidamente entre lo esencial y lo accidental, en la propia vida, en los proyectos, en la cotidianidad.

Posibilidad de distinguir más nítidamente entre lo esencial y lo accidental Clic para tuitear

Hoy las FRONTERAS geográficas se  cierran, pero las existenciales nos apremian y convocan más que nunca porque somos testigos de la suerte de los más vulnerables por su salud, edad, soledad, por ser víctimas de violencia… de los más pobres por la falta de trabajo, vivienda, alimentación… de los excluidos: migrantes, refugiados, encarcelados…¿Las podremos atravesar junto con ellos?

Todo ello nos confronta y anima a SER MÁS HUMANAS. Son cientos de gestos a los que asistimos conmovidas en este tiempo. Gestos de solidaridad, de heroísmo, de sororidad. Gestos callados, anónimos, creativos, artísticos, virtuales… Gestos colectivos, de políticas públicas, desde la fe o la simple condición humana.

Hoy, tal vez como nunca antes en la historia, nos hemos sentido UN SOLO CUERPO con toda la humanidad, sin distinción de credo, raza, identidad o clase social. Somos habitantes de una casa común, llamadas a cuidarla y a cuidarnos, para que todos los cuidados sumen a estructuras y proyectos de Vida.

Si no olvidamos lo vivido puede que emerja en el horizonte y hagamos nuestro el anhelo de Jesús: “Qué todos sean Uno”. Y entonces, el 2020 no será año perdido sino ganado.    

Ir al contenido