Salmo 23

El Señor es mi pastor; 

nada me falta. 

Me hace descansar en verdes pastos, 

me guía a arroyos de tranquilas aguas, 

me da nuevas fuerzas 

y me lleva por caminos rectos 

haciendo honor a su nombre. 

Aunque pase por el más oscuro de los valles, 

no temeré peligro alguno, 

porque tú, Señor, estás conmigo; 

tu vara y tu cayado me inspiran confianza. 

Me has preparado un banquete 

ante los ojos de mis enemigos; 

has vertido perfume sobre mi cabeza 

y has llenado mi copa a rebosar. 

Tu bondad y tu amor me acompañan 

a lo largo de mis días, 

y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré. 

Cuando pienso en un texto bíblico que vuelvo a leer con mucha frecuencia es el salmo 23. ¿Por qué? Creo que la razón principal es que se compone de muchas promesas que Dios da a su pueblo. Y aquí quiero compartir algunas reflexiones mías a propósito de ellas: 

El Señor me promete que si confío en Él como mi Pastor no me va a faltar nada, esto incluye el área material y espiritual. No hay nada mejor que tener al Dios Omnipotente, Creador del cielo y de la tierra como Guía y Pastor. 

Él me promete descanso y no hay un mejor descanso que el que me ofrece Dios, es un descanso diferente, es el descanso del corazón y aunque puedo tener la mejor cama del mundo pero eso sólo me quita el cansancio del cuerpo y no el del alma, en Señor está el descanso perfecto, aquél que no se ve pero se siente. A las ovejas las hacía descansar en pastos delicados más a mí me hace descansar en sus brazos llenos de ternura. 

Dios promete pastorearme junto a aguas de reposo ¿por qué junto a aguas de reposo? El salmista David conocía muy bien las ovejas y sabía que ellas le tenían miedo a las aguas caudalosas, por esta razón también los pastores llevaban sus ovejas a las aguas de reposo. El Señor quiere que me mantenga serena para poder escuchar su voz, a veces en los caminos cotidianos no puedo escucharlo por no estar sostenida en Él… Él es el agua de reposo. 

El único que puede consolar mi alma es el Señor, en momentos de angustia y tristeza Él me conforta. Él puede confortar mi alma sea cual sea mi necesidad o el momento de tristeza que estoy pasando. 

El Señor se compromete a guiarme por sendas de justicia, así como los pastores guiaban a sus ovejas por sendas seguras donde no se lastimarán, ni lastimarán a otras, así también el Señor me guía por la senda segura usando su Palabra para que sea justa en las cosas que hago. 

El buen pastor me promete estar conmigo y esa es la razón poderosa por la cual no debo temer, pero también necesito buscar su presencia continuamente. Puedo estar en las tinieblas más densas o en alguna situación peligrosa y Él está ahí cerca para infundirme valor y confianza. 

Dios promete prepararme mesa de alimento espiritual, este alimento es: SU PALABRA que es más dulce que la miel. Él también está preparando la mesa para cuando se efectúen las bodas del Cordero con su Iglesia y aunque el enemigo se oponga el Señor siempre proveerá alimento para mí. 

Era costumbre entre los orientales ungir con aceite a sus convidados. Así el Señor promete ungir mi vida con el Espíritu Santo cada día para que sea renovada y revestida y así seguir mi camino hacia el Cielo. 

Dios promete llenar mi copa, la cual es mi vida, mi ser, Él desea llenarme siempre de su presencia y de gozo de tal forma que se refleje y llegue a otros ese gozo que he recibido. 

El salmista hace suya la promesa de dejar que Dios sea su Pastor, la misericordia y el bien no se apartará nunca de su vida mientras esté en esta tierra. 

Este Salmo termina con la última promesa de llevarme a su casa para morar allá. Jesús dijo: “y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3) 

Qué bonito que Dios nos hace a cada uno de nosotros promesas tan maravillosas si lo tenemos a Él como nuestro Pastor. 

Ir al contenido