«El maestro que prometió el mar» reseña de Teresa Gomà rscj

Su pedagogía innovadora. su relación con los alumnos, su ideología… no fueron bien recibidas por un pueblo dividido en un momento histórico de gran tensión. Pero sus métodos y dedicación sí se ganaron la estima de los niños que aprendieron disfrutando, y en los que generó una ilusión colectiva: ver el mar. Ese viaje, truncado por la guerra, era el sinónimo de una libertad ansiada y apenas gustada.
En paralelo a esta historia, se entremezcla otro hilo contemporáneo: Ariadna quiere recuperar los restos de su bisabuelo encarcelado y ejecutado durante los primeros días de la Guerra Civil. Y será esa búsqueda que le llevará a desvelarnos la historia de Antoni Benaiges, pues su abuelo fue alumno suyo. Esta trama es la más floja de la película. Parece oportunista, no está bien resuelta ni aporta mucho al otro escenario, el del profesor y su clase de alumnos, que sí nos emociona y cautiva.
«El maestro que prometió el mar» vale la pena por las interpretaciones de Enric Auquer y Laia Costa, y porque nos recuerda la importancia de que el alumno es el centro de su propio aprendizaje. Como congregación educadora también buscamos el modo de vivir la educación, hoy en sentido amplio, desde esa perspectiva: en adultos, en jóvenes, en niños… ellos son el centro y protagonistas de su propio crecimiento.
1 Comentar
Marisol Soler noviembre 17, 2023
Gracias Teresa
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