Domingo de Pascua
Por Dolores Alexandre y Fernando Rivas
JUNTO A LA TUMBA VACÍA
Aprendemos que hay dolores que son de parto y que el grano de trigo cuando cae en tierra y muere, da mucho fruto. – ‘Sois más que esas heridas que os habitan -escuchamos ahí-. El sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra sobre vosotros’.
Si guardamos esas palabras en la memoria del corazón, podemos transitar la noche con la confianza de quien espera la llegada del Compasivo, del que enjugará las lágrimas de todos los rostros.
“Al anochecer nos visita el llanto, por la mañana el júbilo”, había dicho un salmista (Sal 30, 6). Y un sufí:
“Viendo las huellas dejadas por la brisa mido lo que será el Huracán de la alegría”.
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