II Domingo de Adviento

En la Liturgia de este domingo encontramos en la Primera Lectura:
«Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y aflición, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios.» (Baruc 5:1)

Y en el Evangelio de Lucas 3, 1-6
«Una voz clama desde el desierto:
«Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos:  que todo valle se rellene, que todo monte y colina se abaje, que lo torcido se enderece, lo escabroso se allane, y vea todo mortal la salvación de Dios» (Is 40,3-5)»

Las luces de nuestras ciudades y pueblos ya están encendidas, los escaparates más que preparados, ya pensamos en las comidas, los regalos… igual o parecido al año pasado, y al anterior… Bien, ¡es tiempo de celebración y debemos celebrar!.

Y es tiempo de silencio, de mirar el desierto de nuestro corazón como dijo Isaias y como predicó Juan.
Es un regalo, y para algunos hasta un lujo, poder tomar ese tiempo, ese silencio.
Que el Espíritu nos guie y logremos aprovecharlo.

Texto e imagen Ana Luengo Michel

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